viernes, 15 de enero de 2016

M. Penella: Dúo de "El Gato Montés"

Anna Netrebko, soprano
Rolando Villazón, tenor
Orquesta Nacional de Bélgica
Emmanuel Villaume, director

La ópera en tres actos El Gato Montés, con letra y música de Manuel Penella se estrenó el 23 de febrero de 1916 en el Teatro Principal de Valencia.
Soleá es novia de Rafael "el Macareno", torero en la cresta de la ola, al que mima y glorifica una corte de amigos en la que destaca su picador, Hormigón, y el Padre Antón, un sacerdote muy taurino. Llega el torero a su cortijo, después de una cogida y antes de su reaparición en la Maestranza de Sevilla, donde le esperan su novia, familia y amigos y allí, en medio de una fiesta improvisada, una gitana al decirle la buenaventura le revela que un toro le causará la muerte. Se echa a broma el asunto, pero de pronto aparece Juanillo, bandido apodado “El Gato Montés” que viene a reclamar lo que es suyo: a Soleá. Ésta, ya a solas con el Padre Antón le confiesa que no puede olvidar su antiguo amor por Juanillo que se tiró al monte por ella. En otro momento el bandolero dice al torero que si no se deja matar esa tarde en la plaza lo hará él. El final no puede ser más trágico, Rafael muere en la plaza, Soleá muere de pena y Juanillo, para evitar su detención, pide a su colega Pezuño que le dispare al corazón y también muere. 
Al iniciarse el siglo XX el panorama musical español se hallaba muy atomizado y carente de una unidad estilística, por un lado estaba presente la avanzadilla pro-europea que cosechaba éxitos en el extranjero y, por otro, la música sinfónica se estaba estableciendo en el país merced a la benemérita obra de algunas instituciones y sociedades filarmónicas. En el terreno del teatro musical eran muy pocos los compositores que se atrevían con la ópera por las graves dificultades que conllevaba su estreno, tanto a nivel de cantantes como de empresarios, por ello en los teatros predominaba la zarzuela, que acababa de salir de la famosa etapa del género chico. El éxito de las operetas de Lehár influyó para el impulso de la zarzuela-opereta, camino que habiéndose iniciado con Molinos de Viento lo continuaron el mismo Luna y otros músicos, como Millán, Vives, Lleó o Guerrero. Entre esta pléyade destacó Penella, con la particularidad de que escribía también el libreto de muchas de sus obras, que tendió a unificar sus obras teatrales bajo el manto de una orquesta que cubriera el espectáculo sin prácticamente interrupción hablada alguna. La música de Penella es fresca, ligera, lozana, llena de gracia y de ritmo, de luz y de color, y revela una mano experta y un buen gusto que parece innato y que sin duda procede de su formación valenciana al ser en esta tierra donde más intensamente se vive la música a nivel popular de toda España.

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