Hans-André Stamm, organista
Trost-Organ de la Stadtkirche de Waltershausen (Alemania)
La pieza musical se compone de dos partes muy diferencias
como indica su título. En el ámbito de la composición de la música “académica”
o “científica”, se utilizan denominaciones que sirven de concepto claramente
definitorio del contenido que
encabezan (ejemplos: Nocturno, als, Toccata, Sonata, Passacaglia, Sinfonía,
etc.)
En este caso la obra es la Tocata y Fuga en Re menor BWV 565.
La Toccata es una
especie de Preludio que los organistas improvisaban antes de ejecutar un Motete
o una Fuga. El discurso melódico es frecuentemente interrumpido con pasajes
rápidos, arpegios, acordes rotos, etc. Finaliza en 2:29 del video
La Fuga es una
forma polifónica (muchas voces), vertebrada mediante contrapunto. Es decir, dos
o más melodías que se oyen de manera simultánea, teniendo las voces idéntica
importancia entre sí. Las melodías, que suenan a la vez, crean una textura
sonora densa, como es característico de la estética florida del Barroco. Pueden
sonar contradictorias hasta el punto que puede resultar a un caos cacofónico
(ruido) al oído inexperto o poco entrenado; pero en su escucha más amplia,
crean una perfecta armonía musical. La Fuga
se inicia en 2:30 y toma más protagonismo que la Toccata, que sirve casi de introducción.
La Tocata y Fuga en Re
menor BWV 565 fue y es una de las obras más populares y fácilmente
reconocibles de Bach. De hecho,
probablemente cualquier individuo la habrá escuchado varias veces a lo
largo de su vida a través de la televisión, el cine o los videojuegos. Hay que
aclarar, para los más profanos en la obra de este compositor, que Johann
Sebastian Bach es uno de los músicos más virtuosos, fecundos e influyentes de
toda la historia del arte universal.
Esta breve pieza para órgano fue creada durante la juventud del
músico, por lo que su partitura no está grabada con la fácilmente reconocible
personalidad estética del compositor, como sucede con obras fruto de su
posterior madurez creativa.
Según explican sus contemporáneos, Johann Sebastian Bach gustaba de utilizar su Tocata y Fuga para poner a prueba los nuevos órganos que él
examinaba en calidad de maestro organista. En el vídeo puede apreciarse el
espectacular efectismo en algunos ejemplos (como en 0:21 y 2:23), creando un auténtico “muro sonoro”. La
partitura exprime enormemente la capacidad del órgano, por lo que Bach decía
“veremos si este órgano respira bien” en el momento de “estrenar” un órgano de
nueva construcción.
La Fuga se inicia
en 2:30 a la manera común, incorporando las voces musicales de forma
progresiva, facilitando la comprensión para el oyente al aumentar la
complejidad de manera gradual. La primera voz canta seis segundos en solitario hasta ser acompañada con la
segunda voz cantante en el teclado (2:36). En 3:22 se incorpora un tercer
estribillo independiente a los dos anteriores y en 3:30 del video la fuga se
completa al tener cuatro voces, siendo ésta última de un registro muy grave
gracias al teclado de pies, llegando a crear esa “lluvia de sonido”, algo que
sólo se puede experimentar si se está presente en el mismo recinto donde
trabaja el instrumento. Es un efecto que desgraciadamente se pierde al
escucharse mediante grabación.
El video, con una elaborada edición, nos muestra con detalle
la espectacular técnica que requiere la correcta interpretación del teclado de
pedales que hacen sonar las notas más graves y oscuras, como en 3:30 y 6:42
Al leer la partitura, el organista debe interpretar tres
pentagramas simultáneamente. Un guitarrista lee un pentagrama, un pianista dos
(uno por cada mano), pero un organista ha de leer tres: las manos más un
pentagrama escrito en clave de Do (el pentagrama donde se dibujan las notas más
“bajas” y profundas), que se toca con los pies.
Tocar el órgano, "el rey de los instrumentos", es muy difícil.
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