Agne Doveikaite-Rubine (violín), Juste Gelgotaite (oboe), Kremerata Baltica Chamber Orchestra, Vilnius Nathional Philharmonic Hall
JOHANN SEBASTIAN BACH (1685-1750)
Concierto en do menor para violín, oboe, cuerdas y continuo,
BWV 1060
Allegro
Adagio
Allegro
Como ocurre con frecuencia cuando del catálogo de Juan
Sebastián Bach se trata, es posible hallar algunas discrepancias en cuanto al
verdadero origen e identidad de algunas de sus obras; mientras más fuentes se
consultan, mayores suelen ser las discrepancias. El doble concierto que hoy nos
ocupa es un claro ejemplo de ello. En un catálogo discográfico reciente, hay
una entrada colectiva para tres conciertos de Bach para dos clavecines, con los
números de catálogo BWV 1060, 1061 y 1062. Poco más adelante, hay una entrada
individual para el Concierto nº 1 en Do
menor para dos clavecines y cuerdas, BWV 1060. Un par de páginas más
adelante, ese mismo catálogo tiene una entrada para el Concierto en Do menor para violín, oboe y cuerdas, BWV 1060. Y muy
cerca de esa entrada, otra dedicada al Concierto
en Re menor para dos violines y orquesta, BWV 1043. Si se menciona este
otro doble concierto, se debe a que otro catálogo ofrece la siguiente información:
que el número BWV 1060 corresponde a un
Concierto para dos clavecines y orquesta en Do menor, adaptado del Concierto en Re menor para dos violines,
BWV 1043. Este catálogo no hace mención, sin embargo, de un concierto para
violín y oboe.
A su vez, el musicólogo Adolfo Salazar transcribe como
apéndice de su libro sobre Bach una versión abreviada del catálogo BWV
compilado originalmente por W. Schmieder. En este apéndice, el número BWV 1043
está asignado simplemente a un Concierto
en Re menor, en el rubro de obras para orquesta, mientras que el BWV 1060
es para un Concierto en Do menor, en
el apartado de Conciertos para clave, sin mayores precisiones. Y para hacer de este
rompecabezas algo realmente divertido, vale la pena consultar a Johann Nikolaus
Forkel, primer biógrafo de Bach. En el apéndice de su biografía del gran chantre
de Santo Tomás de Leipzig, Forkel informa, en el apartado dedicado a los
conciertos de Bach (sin números BWV, claro), de un Concierto en Do menor para dos clavecines, “que es el mismo que el Concierto para dos violines en Re menor”.
Y más adelante, Forkel da noticia de otro Concierto
para dos claves en Do menor, del que afirma que “parece que hubiera sido
igual un concierto perdido para violín y oboe.”
Si se prosigue con la investigación, se puede establecer que
la versión para dos clavecines de este concierto es considerada como una
reconstrucción de una obra perdida, probablemente concebida en su forma
original para dos violines. Tiempo después de ser publicada la versión para dos
violines, y conocida como referencia la versión para dos clavecines, algunos
analistas encontraron diferencias notables en la escritura de ambas partes
solistas. Básicamente, descubrieron que la parte del segundo violín (o segundo clavecín,
según la versión de referencia), carece de una serie de elementos técnicos y expresivos
típicos del violín, que sí están presentes en la parte del primer solista. A
partir de esta observación y de un juicio especulativo, se llegó a la
conclusión de que la versión original de la obra era para violín y oboe. Lo
cierto es que de las versiones que se conocen de este concierto, la de violín y
oboe es la más conocida y la más difundida.
Quienes gustan de afirmar que los conciertos de Bach (y en
general toda su música) son construcciones de perfecta estructura
contrapuntística y nada más, harían bien en escuchar con atención este Concierto para violín y oboe, en el que
las cualidades de Bach como creador de melodías son especialmente evidentes. El
concierto sigue el tradicional modelo de Antonio Vivaldi (1678-1741), es decir,
el modelo típico del concierto barroco, en el que dos movimientos rápidos
enmarcan a uno lento. Otro elemento que apunta hacia Vivaldi es el
acompañamiento del segundo movimiento, en el que hay una presencia prominente
del pizzicato. A lo largo del concierto, Bach plantea un reparto lógico y
muy bien equilibrado de los materiales temáticos, estableciendo con ellos dos
corrientes de diálogo: una, entre los dos solistas; la otra, entre ellos y la
orquesta. Entre los muchos momentos felices que hay en esta obra, destacan en
especial los bellos episodios en que Bach hace trabajar a los solistas en forma
paralela, creando ámbitos melódicos y armónicos de gran profundidad. La mayoría
de las investigaciones musicológicas respecto a este concierto de Bach tienden
a afirmar que fue escrito probablemente en el período entre 1717 y 1723, cuando
el compositor estuvo en la corte de Köthen al servicio del príncipe Leopoldo.
La existencia en Köthen de una buena orquesta y de buenos músicos solistas
parece apoyar esta tesis, que vale también para algunas de las obras
orquestales más importantes de Bach. Unos cuantos estudiosos, sin embargo, han
aventurado la opinión de que el Concierto
para violín y oboe pudo haber sido escrito tan tarde como 1730, cuando Bach
ya estaba empleado como chantre en la Iglesia de Santo Tomás en Leipzig. Sea
como fuere, el caso es que este concierto de dudoso origen y de enigmática
dotación está sin duda entre las mejores creaciones instrumentales de Bach, a
la altura de los mejores momentos de sus espléndidos Conciertos de
Brandenburgo.
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