sábado, 1 de diciembre de 2012

Franz Schubert: Quinteto para piano y cuerdas en La mayor D 667 "de la Trucha"



Franz Schubert (1797-1828)
Quinteto para piano y cuerdas en La mayor D 667 "de la Trucha"

Allegro vivace
Andante
Scherzo. Presto
Thema. Andantino
Allegro giusto  

 Juhani Lagerspetz, Sini Simonen, Steven Dann, Franz Ortner, Michael Seifried 

 
El Quinteto “de la Trucha” habita un mundo emocional de gran intensidad, proclamado ya por su tonalidad (un radiante La mayor), por ese rotundo acorde de los cinco instrumentos que da comienzo a la obra y, por supuesto, por el lied elegido para urdir una serie de variaciones. No es este el único caso en que Schubert se vale de la música propia para, casi siempre, tomarla como punto de partida para elaborar una serie de variaciones.
Recurriría a idéntico procedimiento en las Variaciones para flauta y piano sobre “Trockne Blumen”, D. 802 (una de las canciones de Die schöne Müllerin) y, de manera mucho menos expresa, en una de sus obras de última época incomprensiblemente menos frecuentadas, la Fantasía para violín y piano D. 934, que acoge en su seno una serie de variaciones sobre Sei mir gegrüsst, otra de las grandes canciones schubertianas. O, por supuesto, en la Fantasía “Wanderer”, cuyo título remite también al lied que le sirve de base para las variaciones de su sección lenta. Estamos ante casos evidentes de intertextualidad en los que el texto previo ejerce de poderoso significante, pero también ante una manifestación de la creciente confianza que tenía Schubert en la música que componía, por más que su difusión se mantuviera siempre circunscrita al ámbito privado.
Fue aquí también donde nació el Quinteto que nos ocupa. En uno de sus frecuentes viajes a Steyr con el cantante Johann Michael Vogl, Schubert conoció a Sylvester Paumgartner, organizador de veladas musicales en su casa y que fue quien lo animó a escribir una obra con la misma instrumentación del entonces recién aparecido Quinteto Op. 87 de Hummel, con un cuarteto de cuerda sin segundo violín pero con contrabajo, mas el añadido del piano. El manuscrito de la obra se ha perdido, pero diversos aspectos técnicos de la escritura apuntan a 1819 (el año en que Schubert visitó por primera vez Steyr en verano) como la fecha de composición, que es deudora de Die Forelle no solo en el “Andantino”, el escrito en forma de variaciones, sino también en el resto de los movimientos, exceptuado el “Scherzo”, en los que encontramos figuras relacionadas con los característicos seisillos del acompañamiento pianístico de la canción, manteniendo casi siempre intacta su innata querencia ascendente. El Re bemol mayor original del lied se transmuta aquí en un predominio tanto de La mayor (la tonalidad principal) como de su subdominante, Re mayor, que encontramos en numerosos momentos de la obra, como la reexposición del “Allegro vivace” inicial, el Trío del “Scherzo” (aunque modula a Si bemol en su segunda mitad), la serie de variaciones del cuarto movimiento y la exposición del segundo tema del “Allegro giusto” final.
Para el “Andante”, Schubert reserva otra tonalidad mayor, Fa, que completa un panorama tonal muy acorde con el ambiente de permanente relajación y desenfado que domina la composición. Schubert recurre incluso a procedimientos formales mucho más sencillos de lo que en él es habitual, como la forma bipartita del último movimiento cuya segunda parte es una transposición casi literal de la primera.

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