Emanuel Pahud, flauta
Solistas Barrocos de Berlín
La Badinerie de la Suite BWV 1067 es tan popular que es
frecuente escucharla como tono de llamada en los teléfonos móviles o también en
la banda sonora de algunas películas (El padre
de la novia, 1991). Está escrita
para flauta travesera solista y orquesta de cuerda, formada por violines
primeros y segundos, violas y bajo continuo.
La Suite nº 2 es la única de las cuatro que compuso Bach que está escrita en una tonalidad menor. En ella la cuerda se opone a la flauta en una especie de concierto, aunque su forma no es todavía en tres movimientos, característica de períodos posteriores.
La flauta es tratada como instrumento solista en la parte central de la obertura, en el segundo couplet de la gavota, que tiene forma de rondó, en el double de la polonesa, donde efectúa un adorno superpuesto a la melodía, y en la Badinerie con la que finaliza la Suite.
El minueto, en 3/4, carece de segundo minueto y de trío. Es una construcción melódica inolvidable. En cuanto a la Badinerie, en 2/2, bajo su aparente “facilidad”, esconde más de una trampa para el instrumento solista. Es la pieza más famosa de la Suite y una de las más conocidas de Bach. En los conciertos, muchos flautistas se adornan en exceso a la hora de interpretar esta breve pieza.
La Suite nº 2 es la única de las cuatro que compuso Bach que está escrita en una tonalidad menor. En ella la cuerda se opone a la flauta en una especie de concierto, aunque su forma no es todavía en tres movimientos, característica de períodos posteriores.
La flauta es tratada como instrumento solista en la parte central de la obertura, en el segundo couplet de la gavota, que tiene forma de rondó, en el double de la polonesa, donde efectúa un adorno superpuesto a la melodía, y en la Badinerie con la que finaliza la Suite.
El minueto, en 3/4, carece de segundo minueto y de trío. Es una construcción melódica inolvidable. En cuanto a la Badinerie, en 2/2, bajo su aparente “facilidad”, esconde más de una trampa para el instrumento solista. Es la pieza más famosa de la Suite y una de las más conocidas de Bach. En los conciertos, muchos flautistas se adornan en exceso a la hora de interpretar esta breve pieza.
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