Violetta Valery : Teresa Stratas, Soprano
Alfredo Germont : Plácido Domingo, Tenor
Giorgio Germont : Cornell MacNeil, Barítono
Orquesta y Coro de la Metropolitan Opera de Nueva York
Director: James Levine
Director escénico: Franco Zeffirelli
Giorgio Germont : Cornell MacNeil, Barítono
Orquesta y Coro de la Metropolitan Opera de Nueva York
Director: James Levine
Director escénico: Franco Zeffirelli
Film de 1982
La Traviata, en español La
descarriada o La perdida, es una
ópera en tres actos con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de
Francesco Maria Piave, basado en la novela de Alexandre Dumas (hijo) La dama de las camelias (1852), aunque
no directamente sino a través de una adaptación teatral.
Inicialmente la ópera iba a titularse Violetta, por el personaje principal.
Fue estrenada sin éxito en el Teatro La Fenice de Venecia el 6 de marzo de
1853. El público centró sus burlas en la soprano Fanny Salvini-Donatelli en el
rol titular de Violetta. Aunque era una cantante de fama, a sus 38 años fue
consideraba demasiado mayor para el papel. Su sobrepeso no encajaba con el
papel dramático de Violetta Valéry quien muere de tuberculosis. Verdi había
intentado previamente convencer al gerente de La Fenice para dar el papel a una
cantante más joven, pero su demanda no fue atendida. A pesar de todo, el final
del primer acto fue aplaudido; pero en el segundo acto, el público empezó a abuchear
la representación, en especial tras el dúo del barítono (Felice Varesi) y el
tenor (Lodovico Graziani). Al final de la ópera, el público rio a carcajadas en
vez de conmoverse con el final trágico. Al día siguiente Verdi escribió a su
amigo Muzio: “La Traviata anoche un fracaso. ¿Fallo mío o de los cantantes? El
tiempo lo dirá.”
Personajes
Violetta Valéry (Soprano).
Flora Bervoix, su amiga (Mezzosoprano).
Annina, criada de
Violetta (Soprano).
Alfredo Germont (Tenor).
Giorgio Germont, padre de Alfredo (Barítono).
Gastone, vizconde
de Letorières, amigo de Alfredo (Tenor).
Barón Douphol,
protector de Violetta (Barítono).
Marqués d’Obigny,
amante de Flora (Bajo).
Doctor Grenvil,
médico de Violetta (Bajo).
Criados de
Violetta y Flora, un comisario, damas, caballeros.
Argumento
La acción tiene
lugar en París y sus alrededores en torno a 1850. El primer acto se desarrolla
en agosto, el segundo en enero y el tercero en febrero.
ACTO I
El salón en casa
de Violetta.
Comienza con un
breve pero bellísimo preludio en el que se presentan a cargo de la cuerda, con
infinita delicadeza, los temas fundamentales de la ópera: la “antesala de la
muerte”, que volverá a sonar en el acto tercero, cuando Violetta aparece en
cama, como el marchitarse de una flor después de un breve florecimiento; y el
“sacrificio de Violetta” que se presentará como eje central, en el segundo
acto, cuando ella canta “Amame, Alfredo”, con una melodía llena de movimiento
interior, con más sentimiento que sensualidad. Luego suena una música festiva. Violetta
Valéry, una famosa y bella cortesana parisina, hay baile y banquete para
celebrar su recuperación de una enfermedad. Uno de los últimos en llegar a la
fiesta es Gastone, acompañado de su amigo, el joven Alfredo Germont, quien
hacía tiempo que deseaba conocer a Violetta pues la adoraba a distancia.
Mientras pasea por el salón, Gastone le dice a Violetta que Alfredo la ama, y
que cuando ella estaba enferma, él venía a visitarla cada día. El barón
Douphol, actual amante de Violetta, espera para llevarla al salón donde le
piden que haga un brindis, pero él lo rechaza, y la gente se vuelve a Alfredo
(Alfredo, Violetta, Coro: “Libiamo ne' lieti calici”). La declaración de
principios que resulta ser el brindis, comienza a perfilar el carácter de los
personajes centrales: una desenfadada y alocada Violetta Valéry y un apasionado
Alfredo Germont. Alfredo es el burgués que se enamora de una joven con la que
va a mantener una relación “poco aceptable” para la moral al uso en su clase
social. Desde la habitación vecina, se escucha la orquesta y los invitados se
trasladan allí para bailar. Sintiéndose mareada, Violetta pide a sus invitados
que vayan por delante y la dejen descansar brevemente hasta que se recupere.
Mientras los invitados bailan en la habitación contigua, Violetta mira su
pálida cara en el espejo. Alfredo entra y expresa su preocupación por su frágil
salud, declarando más tarde su amor por ella (Alfredo, Violetta: “Un dì,
felice, etérea”). Al principio, Violetta lo rechaza porque su amor no significa
nada para ella, pero hay algo en Alfredo que le llega al corazón. Cuando él se
marcha, le regala una camelia, diciéndole que regrese cuando la flor se haya
marchitado. Ella le promete reunirse con él al día siguiente.
Los invitados se
van y Violetta sopesa la posibilidad de una relación con amor verdadero
(Violetta: “Ah, fors'è lui”). Pero finalmente desecha la idea. Ella necesita
ser libre para vivir su vida, día y noche, de un placer a otro (Violetta:
“Sempre libera). Fuera de escena, la voz de Alfredo se oye cantando al amor
conforme baja por la calle.
ACTO II
Cuadro I: En la
casa de campo de Violetta a las afueras de París.
Tres meses
después, Alfredo y Violetta viven felices en una casa de campo en las afueras
de París. Violetta se ha enamorado de Alfredo y ha abandonado completamente su
anterior estilo de vida. Alfredo canta su felicidad (Alfredo: “De miei bollenti
spiriti”). Annina, la doncella, llega desde París, y, cuando Alfredo le
pregunta, le dice que ha ido a vender los caballos, los carruajes y todo lo que
Violetta posee para poder soportar su ritmo de vida en el campo sin que él deba
enterarse de ello.
Alfredo queda
abrumado al saberlo y se dirige a París inmediatamente para corregir la
situación él mismo. Violetta regresa a casa y recibe una invitación a una
fiesta en casa de su amiga Flora, en París esa misma tarde. Giorgio Germont, el
padre de Alfredo, llega a la casa y exige a Violetta que rompa su relación con
su hijo por el bien de su familia, pues la boda de su hermana corre peligro por
la relación escandalosa que Alfredo mantiene con ella. Su reputación como
cortesana compromete el nombre de Germont (Giorgio Germont: “Pura siccome un
angelo”). Mientras tanto, reacio, él queda impresionado por la nobleza de
Violetta, algo que no esperaba de una cortesana. Ella le responde que no puede
poner fin a su relación porque lo ama, pero Giorgio vuelve a rogarle por el
bien de la familia. Violetta escucha, con un creciente remordimiento, las
patéticas palabras de Germont. Finalmente cede y se muestra conforme, decidida
a dar ese paso como prueba más alta de su verdadero amor (Violetta, Germont:
“Dite alla giovine”). En un gesto de gratitud por su bondad y sacrificio,
Germont besa su frente antes de dejarla a solas llorando.
Violetta va a
abandonar a su amado. Deja una nota a Annina para enviarla a Flora aceptando la
invitación a la fiesta y, mientras escribe su carta de despedida a su amado,
entra éste. Violetta apenas puede controlar su llanto; le habla repetidamente a
Alfredo de su amor incondicional y le dice que no puede seguir soportando más
tiempo aquella vida. Violetta, muy alterada, se arroja llorando en sus brazos
(Violetta: “Amami, Alfredo”). Antes de irse apresuradamente, entrega la carta
de despedida a su sirviente para que se la dé a Alfredo.
Tan pronto como
Alfredo lee la carta regresa Germont, que intenta reconfortar a su hijo
recordándole a su familia en Provenza (Germont: “Di Provenza il mar”). Alfredo
sospecha que el barón está detrás de su separación con Violetta y la invitación
a la fiesta, que encuentra sobre la mesa, fortalece sus sospechas. Decide
enfrentarse a Violetta en la fiesta. Germont intenta detenerle, pero Alfredo
sale apresuradamente.
Cuadro II: Una
fiesta en casa de Flora.
En el lujoso
baile, el marqués d’Obigny le dice a Flora que Violetta y Alfredo se han
separado. Los animadores actúan para los invitados (Coro femenino: “Noi siamo
zingarelle”); (Coro masculino y ballet: “Di Madride noi siam mattadori”).
Gastone y sus amigos se unen a los toreros y cantan con ellos (Gastone, coro,
ballet: “E Piquillo, un bel gagliardo”).
Para ahogar su
pena, Violetta, se consume aun más profundamente en su libertinaje. Violetta
entra del brazo del barón Douphol. Teme un encuentro con Alfredo, al que nunca
ha dejado de amar. Alfredo ha tomado asiento en una mesa de juego. Al ver a
Violetta, Alfredo proclama en voz alta de que la llevará a casa con él.
Sintiéndose enojado, el barón se acerca y se une a la partida de cartas.
Alfredo apuesta alocadamente y gana gran cantidad de dinero. Su estado de ánimo
es cada vez más alocado e impredecible. Flora anuncia que la cena está
preparada. Alfredo se levanta de la mesa con sus bolsillos llenos de billetes.
Mientras abandona la sala, Violetta pide a Alfredo verse a solas. Temiendo la
ira del barón, le pide a Alfredo que se marche. Alfredo confunde sus temores y
se enfrenta a ella, exigiéndole que admita que ama al barón. Dolorida, ella
finge admitirlo. Alfredo, furioso, llama a los invitados para que sean testigos
de lo que tiene que decirle (“Questa donna conoscete?”). Frente a los
invitados, deshonra a Violetta arrojándole a la cara el dinero que, dice, le
debe por los servicios prestados mientras vivieron juntos. Violetta se desmaya
abrumada de dolor. Los invitados afean su conducta a Alfredo y el barón lo
desafía a un duelo: “Vete de una vez, te despreciamos. Has insultado a una
noble dama”. Germont entra en el salón en busca de su hijo y, sabiendo el
significado real de la escena, denuncia el comportamiento de éste (Germont,
Alfredo, Violetta, coro: “Di sprezzo degno, se stesso rendo”). Flora y las
damas intentan convencer a Violetta para que abandone el salón, pero Violetta
se vuelve hacia Alfredo: “Alfredo, Alfredo, di questo cuore non puoi comprendere
tutto l'amore”.
ACTO III
En la habitación
de Violetta.
Es Carnaval.
Violetta yace en cama debido al inexorable avance de la tuberculosis. El doctor
Grenvil le dice a Annina que su señora no vivirá mucho puesto que su salud ha
empeorado. A solas en su habitación, Violetta lee una carta de Germont, en la
que explica que el barón sólo fue herido en su duelo con Alfredo, que ha
informado a su hijo del sacrificio que Violetta ha hecho por él y su hermana y
que enviará su hijo a verla tan pronto como sea posible para pedir su perdón.
Pero Violetta siente que es demasiado tarde (“Addio del passato”). Desde la calle llega el cantar de un
grupo de máscaras que celebran el carnaval (“Largo al quadrupede sir de la
festa”).
Annina entra en
la habitación para decirle a Violetta que ha llegado Alfredo. Los amantes
quedan reunidos y Alfredo sugiere que abandonarán París para ir a su casa de
campo, donde ella recuperará la salud (Alfredo, Violetta: “Parigi, o cara, noi
lasceremo”). Pero es demasiado tarde: ella sabe que su tiempo se ha agotado
(Alfredo, Violetta: “Gran Dio! morir si giovane”). El padre de Alfredo entra
con el doctor, lamentando el dolor que ha causado. Después de cantar un dúo con
Alfredo, Violetta parece revivir, exclamando que el dolor y la incomodidad la
han abandonado. Un instante después, muere en brazos de Alfredo.
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