Rudolf Nureyev, Denise Jackson, Christian Holder, Gary
Chryst
The Joffrey Ballet
Música: Ígor Stravinski
Coreografía:
Mijaíl Fokine
Vestuario y decorados:
Alexander Benois
Petrushka es un ballet cómico en un acto
y cuatro cuadros. Se trata del tercero
de los ballets rusos de la juventud de Stravinski. Aunque en principio su
música estaba destinada a una obra concertante para piano y orquesta, Diághilev
convenció a Stravinski para que lo convirtiera en un ballet, con la ayuda del entonces
decorador de los ballets rusos, el pintor Alexander Benois.
Shostakóvich afirmaba
que Petrushka era el más profundo de
los ballets de Stravinski.
Cuadro I
La
acción empieza en San Petesburgo, durante la Semana de la Mantequilla, una
especie de pre-carnaval colorista ruso. Los ritmos cambiantes y la orquestación
describen el bullicio y la fiesta de la feria. Aparece un organillo y una
muchacha se pone a bailar, entreteniendo al gentío. Unos tamborileros anuncian
la llegada del Mago Oriental, que cautiva y atrae la atención de la audiencia.
El Mago se para frente a su teatrillo, la cortina se descorre y se descubren
las marionetas de un Moro, de una Bailarina y de Petrushka.
El Mago lanza un hechizo con su flauta; las marionetas cobran vida, abandonan sus perchas y bailan una vigorosa danza rusa, para sorpresa de todos los presentes. Petrushka está enamorado de la Bailarina, pero esta muestra una clara preferencia por el Moro. Petrushka intenta agredir al Moro, tras lo cual es reprendido por el Mago que lo encierra en su cuarto.
El Mago lanza un hechizo con su flauta; las marionetas cobran vida, abandonan sus perchas y bailan una vigorosa danza rusa, para sorpresa de todos los presentes. Petrushka está enamorado de la Bailarina, pero esta muestra una clara preferencia por el Moro. Petrushka intenta agredir al Moro, tras lo cual es reprendido por el Mago que lo encierra en su cuarto.
Cuadro II
Dentro
del cuarto, se observa que Petrushka, a pesar de ser una marioneta, tiene
emociones completamente humanas: le guarda rencor al Mago por haberlo
encerrado, y está muy enamorado de la Bailarina.
En lo
alto de una de las paredes hay un retrato del Mago, para recordar a Petrushka
que es una marioneta. Esto enfurece a Petrushka, que levanta sus puños contra
el cuadro. Luego intenta escaparse, pero no lo consigue.
El
Mago lleva a la bailarina en la habitación de Petrushka. Éste le declara su
amor de forma ridícula, torpe, incluso violenta. La bailarina, entre asqueada y
asustada, lo rechaza. El mago la saca de allí, pues la habitación es demasiado
poco confortable por la forma cruel que tiene el Mago de tratar a Petrushka.
Éste se da cuenta de que la va a llevar a la habitación del moro, lo cual hiere
aún más su débil sensibilidad.
Cuadro III
La
habitación del Moro. Mucho mejor decorada que la de Petrushka, mucho más
confortable, con animales, plantas, frutas...
El
Moro, tumbado en su lecho, juega dándole vueltas a un coco. Intenta partirlo con
su cimitarra, pero falla y entonces llega a la conclusión de que debe ser un
dios, y lo adora.
El
Mago lleva a la habitación a la Bailarina, que entra danzando y con una
trompeta de juguete. Baila un vals con el Moro. La Bailarina acepta las
cortesías y el confort que le ofrece el Moro y se sientan juntos.
Petrushka,
preso de celos, rompe su encierro y entra a la habitación del Moro,
interrumpiendo la escena. Petrushka ataca al Moro, pero pronto se da cuenta de
que es demasiado pequeño y débil, por lo que huye, perseguido por el Moro y su
cimitarra, y sale de la habitación.
Cuadro IV
Cae la tarde. Mientras ocurría todo lo anterior de puertas adentro del
teatrillo, la fiesta continúa en la feria. Una serie de personajes aparecen por
el escenario, empezando por una danza popular de las nodrizas, seguidas de un
hombre y su oso amaestrado, un grupo de gitanos, hombres con máscaras y
disfraces. Cada vez más oscuro.
Cuando
la fiesta está llegando a su apogeo, se oye un grito desde dentro del teatro. Petrushka
sale corriendo y atraviesa la escena, seguido del Moro y la cimitarra. La gente
se horroriza cuando el Moro le abre la cabeza a Petrushka de un corte. Petrushka
muere.
Cada
vez más oscuro. Envían al guardia a buscar al Mago, el cual levanta el cuerpo
de Petrushka, que ahora no es más que una marioneta, calmando así los ánimos
del público.
A medida que anochece, la gente se dispersa. El Mago, solo, carga
entonces con el cuerpo Petrushka hacia el teatro. Aparece el fantasma de Petrushka
en el tejado, gritando atormentado contra el Mago. El Mago huye con una última
mirada temerosa por encima del hombro. En la escena sólo quedan el espíritu y
el cuerpo de Petrushka, dejando a los espectadores con la duda de cuál es el
real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.