Orquesta Sinfónica de Londres
Valery Gergiev, director
Chaikovski
compuso Romeo y Julieta durante los
últimos meses de 1869. La obra se estrenó el 16 de marzo de 1870 por la
Sociedad Musical Rusa, dirigida por Nikolái Rubinstein, en Moscú. Chaikovski la
revisó en profundidad en 1870 y de nuevo en 1880.
El
compositor Mily Balákirev (1837-1910) era un sujeto bastante entrometido. No se
contentaba simplemente con escribir su propia música. También deseaba meter
mano en la creación de la música de otros compositores. De este modo se
convirtió en el líder del grupo de nacionalistas rusos conocidos como Los Cinco Grandes y también se hizo
amigo de Chaikovski y le dio muchas sugerencias detalladas acerca de diversas
composiciones. No solamente tomó parte activa en la creación de Romeo y Julieta sino que también, muchos
años después, suministró un programa y consejos específicos de composición
sobre la Sinfonía Manfredo.
Balákirev
le escribió a Chaikovski en el otoño de 1869, sugiriendo la composición de una
obertura basada en Romeo y Julieta de Shakespeare. Balákirev incluyó algunas
partes musicales que consideraba apropiadas para la apertura; describía métodos
de trabajo exactos para ayudar a encontrar inspiración a Chaikovski; por
ejemplo, detallaba las tonalidades para las diversas secciones de la pieza.
Chaikovski era un joven impresionable e inseguro. Apreciaba el interés de Balákirev,
en lugar de resistirse a las injerencias de su amigo. Chaikovski llegó hasta a
presentar a Balákirev la composición terminada para que éste le hiciera
correcciones.
Desde el
punto de vista musical, así como el programático, la obertura gira alrededor
del tema de amor. Chaikovski nos mantiene esperando en suspenso durante mucho
tiempo antes de permitirnos oírlos en toda su gloria. Primero oímos la música
de fray Lorenzo: acordes sostenidos en los vientos con diversos acompañamientos
de arpegios de arpa, líneas de cuerdas y pizzicatos en las cuerdas. Después de
un tramo bastante largo de esta introducción lenta, estalla el primer tema de
la sección central. Esta música frenética, con sus ritmos angulares, representa
a las familias enemistadas. Tras un desarrollo bastante enérgico, hay una
transición -como ocurre en una forma sonata propiamente dicha- hacia el tema de
amor. Una exaltación considerable lleva a la recapitulación.
Después se vuelve a exponer el primer tema. Y entonces Chaikovski nos da no el
tema de amor sino su secuela intrascendente.
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