viernes, 30 de mayo de 2014

M. Músorgski: Borís Godunov (Actos III y IV)

















Borís Godunov - Eugeny Nesterenko
Xenia - Galina Kalinina
Pimen - Valery Yaroslavtsev
Falso Dimitri (Grigori) - Vladislav Piavko
Marina Mnishek - Irina Arkhipova
Idiota - Aleksei Maslennikov
Príncipe Shuiski - Alexander Sokolov

 Coro, Orquesta y Ballet del Teatro Bolshoi (Moscú)
Director - Boris Khaikin

ACTO III.- En el castillo de Sandomir, en Polonia, la princesa Marina, está siendo vestida por sus damas. Ella no presta atención alguna a las alegres canciones que cantan sus acompañantes para distraerla. Su pensamiento está puesto en la gloria de Polonia y espera que Dimitri, de quien se ha enamorado, la convierta en zarina de Rusia. Su confesor, el jesuita Rangoni, le dice que con el triunfo de Dimitri ella debe llevar la religión católica romana a Rusia. Marina no se muestra muy dispuesta a ello, aunque finalmente accede.

En el jardín del castillo, a la luz de la luna, el enamorado Grigori espera a Marina. Aparece Rangoni, dirigiéndose a él como al zarévich y pidiéndole que lo acepte como su guía espiritual. Se escucha una polonesa; Marina, acompañada de sus huéspedes, baila con varios nobles; los reunidos cantan el próximo triunfo de Polonia sobre los rusos. Obediente a los consejos de Rangoni, Marina rechaza desdeñosa las palabras de amor de Dimitri y le dice que su deber es llegar a ser zar de Rusia. Tras una breve discusión se reconcilian. Rangoni, que desde un lugar oculto está viendo lo sucedido, se regocija.

 
ACTO IV.- En Moscú, frente a la catedral de San Basilio, el pueblo pide pan. El hambre y la peste se han apoderado de Rusia. Borís sale de la ceremonia y se encuentra con el Inocente al que la chiquillería le ha sustraído una moneda. El Inocente o idiota le dice que ordene matar a los niños como ya hizo con el zarévich anteriormente. Los guardias hacen ademán de detenerle pero Borís se lo impide. Le pide al Inocente que rece por él, pero éste se niega, ya que la Virgen no le permite rezar por un zar Herodes. Borís se aleja apesadumbrado.

La Duma o Consejo de Estado boyardo se ha reunido en el Kremlin. El secretario del Consejo, Chelkalov, anuncia la petición de ayuda de Borís para hacer frente al pretendiente, el supuesto Dimitri. El Consejo la otorga. Shuiski, que es sospechoso de rebelión, entra, y al darse cuenta de que Borís, observado secretamente, está temblando, declara que ha visto al fantasma del asesinado Dimitri, y grita: Fuera niño.  

Borís, con aspecto enfermizo, se levanta tambaleante y dice unas pocas palabras. Después se sienta. Shuiski, después de haber pedido permiso, entra acompañando a un monje que ha solicitado audiencia. Se trata de Pimen, que dice que habiéndose quedado ciego, visitó la tumba del zarévich asesinado, Dimitri, y quedó milagrosamente curado.

Borís se hunde. Sabiendo que su muerte está cercana, manda llamar a su hijo y despide a los boyardos. Suenan las campanas. Borís dice a Fiódor que desconfíe de los boyardos y que defienda al pueblo y a la Iglesia rusa. Se escuchan voces a lo lejos, entran de nuevo los boyardos y Borís muere.

En un claro del bosque cerca de Kromy, la turba apalea a Kruschov, un boyardo seguidor de la causa de Borís. Entra un Idiota y entona un cántico religioso. Unos pilluelos se ríen de él y golpean la vieja cazuela que el Idiota lleva a guisa de sombrero. Mijaíl y Varlaam, los monjes vagabundos, entran en escena y se ponen al frente de la turba alabando a Dimitri. A la alabanza se unen dos jesuitas, Lavitzky y Chernikovsky, quienes cantan en latín, pero el grupo se vuelve contra ellos y se los llevan al interior del bosque para ahorcarlos.

Anunciado por una trompeta, entra Dimitri a caballo. La multitud le aclama. Dimitri, entonces, grita: ¡A Moscú! Entre bastidores se escucha la oración de los jesuitas. Todos siguen a Dimitri, dejando solo en el escenario al Idiota que canta el infortunio de Rusia.

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