lunes, 19 de mayo de 2014

Wolfgang A. Mozart: Escenas del Acto II de "Don Giovanni"



Don Giovanni: Bryn Terfel (Barítono)
Estatua del comendador: Sergei Koptchak (Bajo)
Leporello: Ferruccio Furlanetto (Bajo)
Doña Elvira: Solveig Kringelborn (Soprano)
Producción: The Metropolitan Opera (Nueva York)
Orquesta y coro de la Metropolitan Opera
Director: James Levine
Director escénico: Franco Zeffirelli

Fragmentos: "Gia la mensa è preparata" "L'ultima prova dell'amor mio" "Don Giovanni, a cenar teco m'invitasti"

Junto con el de Fausto, el mito del don Juan es uno de los que definen al hombre occidental. Es el tópico del individuo víctima de su propia insatisfacción, que intenta vanamente quebrar con conquistas amorosas. Siempre habrá, sin embargo, más secretos por conocer y damas por conquistar, con lo cual la búsqueda está condenada al fracaso. Finalmente, don Juan acabará en el infierno, por no arrepentirse de sus actos y sus vanidades.

Mozart compuso esta ópera entre marzo y octubre de 1787, sobre un libreto de Lorenzo Da Ponte basado en el Don Juan Tenorio de Giuseppe Gazzaniga, y por extensión en El burlador de Sevilla y el convidado de piedra de Tirso de Molina.

La obra surgió como un encargo, a raíz del éxito que había tenido en Praga el estreno de su anterior ópera, Las bodas de Fígaro, con la cual comparte algunas cuestiones relativas a lo social. No es casualidad que la primera aria de la ópera sea interpretada por Leporello, un sirviente, que se queja de las desventajas de su condición y ansía ser caballero. De alguna manera se lee entre líneas que la vida licenciosa y libertina de don Juan es reflejo de las costumbres de la aristocracia.

Editada con el subtítulo de dramma giocoso, lo cual da por sentado que la mirada del autor se ubica a medio camino de lo trágico y lo cómico, Don Giovanni ossia il dissoluto punito fue estrenada en el Teatro Estatal de Praga el 29 de octubre de 1787, con gran éxito de crítica y público. Cuentan que Giacomo Casanova estuvo presente en el estreno, y hay quienes aseguran que incluso intervino en la redacción del libreto, ya que era amigo personal de Da Ponte.

Hacia el final del Segundo Acto, don Juan se halla cenando en sus aposentos cuando entra doña Elvira a pedirle reparación de sus ofensas. Don Juan le contesta burlándose y ella se va desesperada. En ese instante Leporello, anuncia que llega la estatua del Comendador. Los músicos de la pequeña orquesta que amenizaba la cena, huyen. Leporello se esconde y entra el Comendador, a quien don Juan recibe espada en mano. El Comendador pide a don Juan por tres veces que abandone su vida licenciosa y éste se niega. Entonces, a una señal del Comendador, se abre la tierra y entre sulfúricas llamas, don Juan es llevado a los profundos infiernos...

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