Orquesta Sinfónica de Londres
Valery Gergiev, director
Sinfonía nº 1 en fa
menor, op. 10
Finalizada en diciembre de 1925
Estrenada en Leningrado el 12 de mayo de 1926
(Filarmónica de Leningrado
Nikolai Malko, director)
I. Allegretto – Allegro non troppo
II. Allegro
– Meno mosso – Allegro – Meno mosso
III. Lento (attaca:)
IV. Lento –
Allegro molto
Shostakóvich es parte de la primera generación de compositores rusos formados bajo el régimen comunista, al cual se mantuvo fiel aunque no fue indiferente a la opresión del estado y en algunos momentos sufrió en carne propia la censura oficial. Para Peter Laki, Shostakóvich hizo en su momento lo que tenía que hacer para poder sobrevivir. Quizás en parte debido a ello, en su producción musical este compositor se muestra como un continuador de la tradición, sobre todo por la utilización de un lenguaje tonal y su preferencia por géneros y formatos asociados con lo clásico, tales como la sonata, la sinfonía y el cuarteto. No obstante, en su música a veces aparecen recursos más modernos como la disonancia y la atonalidad.
En concepto de los estudiosos, el principal aporte de Shostakóvich lo conforma su obra sinfónica, caracterizada
por su colorido y originalidad en el manejo de los timbres orquestales. En
efecto, Shostakóvich es esencialmente
recordado como sinfonista –compuso 15 sinfonías que ocupan un lugar de
importancia en el repertorio orquestal del siglo XX–, a pesar de tener obras
destacadas dentro de otros géneros.
La Primera sinfonía de
Shostakóvich es un verdadero prodigio de
hermosura. Una obra con un enorme dinamismo, con una espectacular unión de
ironía, ritmo, sarcasmo y belleza. Una obra de un compositor joven, muy joven,
pero con una madurez extraordinaria, capaz de escribir una obra difícil como
esta en sus ritmos y en su significado, plagada de sorpresas instrumentales y
sonoras y que desborda vitalidad, magia, encanto y dinamismo.
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