miércoles, 19 de junio de 2013

Dimitri Shostakóvich: Obertura Festiva

Real Orquesta Filarmónica de Estocolmo
Yuri Temírkanov, director


La producción de Dimitri Shostakóvich (1906-1975) abarca todos los géneros: la ópera, la comedia musical, la sinfonía a la miniatura para piano, la música concertante, la cantata, el cuarteto de cuerda y la música para el cine. Autor prolífico, escribió un total de 147 números de opus, correspondientes muchos de ellos a obras que hoy se cuentan entre las páginas más interpretadas y grabadas del repertorio.
Sin embargo, a pesar de ser considerado, junto a Prokófieff, el compositor más representativo de la desaparecida Unión Soviética, su carrera no fue fácil: premios y condecoraciones –entre los que se contaban los Premios del Estado y Lenin y la distinción de Artista del Pueblo–, se alternaban con continuas persecuciones y condenas por parte del mismo régimen que lo laureaba, bajo la acusación de realizar una música antipopular y en exceso moderna. Todo ello dejó su huella en el estilo de sus últimas composiciones, caracterizadas por un tono amargo y sombrío, así como también por una crudeza que contrasta con el espíritu jovial y desenfadado de las primeras.
Bien conocida es la suerte que sufrió Shostakóvich a manos de las autoridades soviéticas a causa de su música. De hecho, su Obertura Festiva se prestaba idealmente para toda clase de acusaciones, desde su inicio con sonoras fanfarrias que apuntan más al esplendor cortesano que al impresionismo urbano requerido de los artistas soviéticos, hasta su contexto tonal clásico, claramente decadente según los expertos censores musicales de Stalin. Y para colmo de males, el final de la Obertura Festiva requiere un coro extra de tres trompetas, tres trombones y cuatro trompas, asunto que definitivamente cae en el terreno de los fatuos e individualistas efectos especiales, poco dignos de un compositor cuyo deber es estar al servicio del pueblo. En este contexto, es interesante notar que algunos analistas han afirmado que la Obertura Festiva es un claro ejemplo de realismo socialista en la música.
Esta Obertura Festiva de Shostakóvich fue compuesta en 1954 para celebrar el XXXVII aniversario de la Revolución de Octubre, al final de un período en el que las purgas estéticas habían sido cosa de todos los días en la Unión Soviética. El producto de ello fue, sin duda, toda una generación de artistas reprimidos, manipulados, sojuzgados y mediatizados por un Politburó ciertamente anacrónico y reaccionario. Pocos momentos más patéticos hay en la historia de la música como la aceptación pública que Shostakóvich hizo de su “culpabilidad”. Si bien la represión de épocas posteriores se llevó a cabo por medios aparentemente menos violentos, es claro que la estupidez de la gerontocracia soviética en materia de expresión artística no varió mucho con el paso de los años.

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