Evangelista: Peter Schreier, tenor
Jesús: Ernst Gerold Schramm, bajo
Judas y Pilatos: Siegmund Nimsgren, bajo barítono
Arias de Soprano: Helen Donath
Arias de Contralto: Julia Hamari
Arias de Tenor: Hans R. Laubenthal
Arias de Bajo: Walter Berry
Jesús: Ernst Gerold Schramm, bajo
Judas y Pilatos: Siegmund Nimsgren, bajo barítono
Arias de Soprano: Helen Donath
Arias de Contralto: Julia Hamari
Arias de Tenor: Hans R. Laubenthal
Arias de Bajo: Walter Berry
Orquesta y Coro Bach de Múnich
Karl Richter, director
El 11
de abril de 1727, Viernes Santo, en la Iglesia de Santo Tomás de Leipzig se
escuchó la Pasión según San Mateo escrita por su kantor, Johann Sebastian Bach.
Era su obligación: componer una reflexión musical sobre los hechos que
acontecieron entre la Última Cena y la Crucifixión. El evangelista declama
enérgicamente la historia, ayudado por las ocasionales intervenciones de
algunos personajes (Jesucristo, los discípulos, Poncio Pilatos...). Cada
episodio bíblico propicia la meditación, un comentario que vienen de la mano de
los textos del poeta Picander. Era sin duda la obligación de Bach, pero se
excedió en medios, elaboración y profundidad, desconcertando a los asistentes:
"¿Adónde va a ir a para todo esto? [...] ¡Es como si estuviésemos en una ópera".
El 11
de marzo de 1829, la Singakademie de Berlín se prepara para acoger un hecho
excepcional: la interpretación, por primera vez en un siglo, de la Pasión según
San Mateo dirigida por un joven y entusiasta Felix Mendelssohn que no ha
dudado, entre otros cambios, en engrandecer la orquesta y los coros. La
retórica barroca daba paso al pathos romántico. El triunfo tiene tintes
apoteósicos. El filósofo Hegel, uno de los asistentes a aquella velada,
proclama a Bach como "el genio grandioso, auténticamente protestante,
fuerte y docto, que hasta muy poco no habíamos aprendido a estimar de nuevo en
todo su valor".
Casi
dos siglos después, seguimos escuchando con la misma admiración la Pasión según
San Mateo. Nuestra sensibilidad moderna encuentra en esta obra circunstancial
de un piadoso compositor luterano, convertida posteriormente en símbolo
nacional alemán y finalmente de la cultura occidental, valores que considera universales:
el amor, la pena, la gratitud, el arrepentimiento, la alegría, la compasión. En
cada uno de sus detalles, la música de Bach nos habla del alma humana. Así la
Pasión según San Mateo traza un enorme arco entre "Kommt, ihr Töchter,
helft mir klagen!" (¡Venid, hijas, ayudadme en mis lamentos!), cuyo
complejo contrapunto parece simbolizar la desorientación y el dolor humanos
(que encuentra una de sus más impactantes manifestaciones en "Sind Blitze,
sind Donner in Wolken verschwunden?" -¿Han desaparecido los rayos y
truenos entre las nubes?) y la serena resignación y atenta espera de "Wir
setzen uns mit Tränen nieder" (Nos sentamos llenos de lágrimas). No todo está
perdido, parece decirnos, aun hoy, aquel humilde kantor de Leipzig.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.