Orquesta Filarmónica de Berlín
Zubin Mehta, director
Rimski-Kórsakoff, que escribió óperas cuentos, como Sadko y El zar Saltán, así como tres sinfonías, fue el autor de Principios de Orquestación, considerado
uno de los mejores tratados en la materia y que fue utilizado por los
estudiantes de composición durante todo el siglo XX.
A pesar de su formación autodidacta, llegó a ser profesor
del Conservatorio de San Petersburgo, formó a más de 200 compositores,
directores y musicólogos rusos y su influencia marcó a las generaciones
posteriores de músicos.
Los afamados compositores Alexander Glazunov, Serguéi
Prokófieff e Ígor Stravinski se contaron entre sus discípulos.
Junto con Mili Balákirev, César Cui, Alexander Borodin y
Modest Músorgski, integró el llamado Grupo de los Cinco, que defendía una
música basada en las tradiciones populares rusas.
Era el más joven de ese grupo de músicos nacionalistas que
empleaban profusamente elementos del folclore y que constituyó todo un fenómeno
en la vida musical de Rusia del siglo XIX.
Después de la muerte de Músorgski, en 1881, y de Borodin, en
1887, Rimski se dedicó a concluir las composiciones inacabadas de sus amigos. Gracias
a sus esfuerzos vieron la luz las obras maestras El príncipe Igor de Borodin, Borís
Godunov y Jovánshina de
Músorgski.
Le cupo el honor de ser el primer ruso que compuso una
sinfonía y de su labor pedagógica se tejieron leyendas.
Cuentan que cuando explicaba a sus alumnos que la última
parte de una sinfonía o una sonata debe ser escrita en presto uno de ellos le preguntó: ¿Por qué entonces el cuarto movimiento
de la sexta sinfonía de Piotr Chaikovksi es en adagio lamentoso? “Porque cada regla tiene sus excepciones. Más
aún, éstas son incluso imprescindibles si la regla las viola un genio”,
contestó el maestro.
Rimski nació el 18 de marzo de 1844 en el seno de una
familia de aristócratas, en la que los hombres seguían la carrera naval. Aunque
desde muy pequeño se manifestó su enorme talento musical, Rimski-Kórsakoff fue
fiel a la tradición familiar y se enroló en la Marina Imperial tras concluir
sus estudios en la Escuela Naval de San Petersburgo.
Dejó la Armada para dedicarse de lleno a la música cuando
tenía 29 años. Ya entonces ya había compuesto su primera sinfonía, piezas
orquestales y la ópera La Dama de Pskov
y enseñaba composición y orquestación en el Conservatorio de San Petersburgo,
del que fue profesor durante casi 40 años.
El periodo creativo más intenso de Rimski-Kórsakoff comenzó
a mediados de los años 90 del siglo XIX, cuando compone las óperas Nochebuena y Sadko, entre otras.
A la ironía de la ópera de El zar Saltán, a la que pertenece la pieza “El vuelo del moscardón”,
le sigue a comienzos del siglo XX las alegorías políticas de “El gallo de oro”,
crítica encubierta de la Rusia imperial que fue prohibida desde su estreno.
Ni con la muerte de Rimski-Kórsakoff, acaecida en la
hacienda de Liubensk el 21 de junio de 1908, cuando el músico tenía 64 años, ni
con la caída del zarismo, cesó la persecución política de su obra.
Tras la revolución bolchevique de 1917 muchas de sus
composiciones pasaron a engrosar las listas de obras sospechosas y algunas
fueron prohibidas, al igual que ocurrió con parte de la música de Músorgski y
Mijaíl Glinka, otro gran compositor ruso.
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