Orquesta Filarmónica de Viena
Herbert von Karajan, director
I. Adagio - Allegro ma non troppo
II. Allegro grazioso
III. Allegro molto vivace
IV. Adagio lamentoso
El
conjunto de las sinfonías de Chaikovski constituye uno de los pilares
fundamentales de la música orquestal escrita en la segunda mitad del siglo XIX.
El músico ruso llegó a componer seis sinfonías —a las que debe añadirse la
llamada “Manfredo”—, que abarcan, prácticamente, toda su existencia creadora,
pues van desde 1866, recién empezada su carrera, hasta 1893, último año de su
vida. A través de sus sinfonías puede seguirse la evolución creadora de Chaikovski
y las constantes de su contradictoria personalidad como hombre y como músico: obsesión
por el destino, anhelo de un mundo infantil, neurosis depresiva, dominio rítmico,
preocupación por los aspectos formales, inagotable vena melódica, plasmación y
decantación de elementos de carácter eslavo y ese algo especial, ese sello
personal que hace inconfundible su musica.
Para
Chaikovski, la sinfonía era un universo en el que podía plasmar sus pasiones,
sus anhelos, sus sueños y sus melancolías. Pero este microcosmos tenía que
estar estructurado de acuerdo con un contenido que diese unidad al conjunto.
Esa unidad se conseguía mediante un programa, programa no siempre explicito
pero que el compositor conocía y seguía. En una carta fechada el 10 de febrero
de 1893 y dirigida a su sobrino Vladimir Davidov, le dice:
“En diciembre pasado tuve la idea de escribir una
nueva sinfonía con programa; pero ese programa esta tan lleno de sentimientos
que, muchas veces, mientras componía, mis ojos se llenaban de lágrimas”. Chaikovski
se está refiriendo a la que habría de ser no sólo la última de sus sinfonías,
sino la última de sus obras: la sinfonía nº 6 en Si menor llamada «Patética».
Si
el programa en detalle constituye un misterio, la sinfonía parece mostrar con
bastante evidencia la vida de un ser humano que no es otro que el propio
compositor. En sus cuatro movimientos asistimos a los comienzos, luchas,
triunfo y calda de Chaikovski. Ese programa está condicionando la propia
estructura de la sinfonía, cuyo último movimiento no es el tradicional allegro sino un adagio. En la carta antes citada leemos:
“Desde el punto de vista formal mi sinfonía
presenta muchas innovaciones; así, el finale
no será un ruidoso allegro, sino un
largo y doliente adagio”.
Con
esta partitura tan autobiográfica culmina Chaikovski su carrera. No en vano
consideraba a la «Patética» como su obra más sincera, más personal y más
profunda.
Los
primeros compases del adagio inicial,
con el fagot y la cuerda grave como protagonistas, marcan ya la atmósfera
esencial de la sinfonía. El allegro non
troppo que sigue, en forma sonata, ofrece dos temas contrastantes:
angustioso el primero, de apasionado lirismo el segundo. La riqueza de los
contrastes, a veces violentísimos —como el que separa el compás 160 en pianísimo
del 161 en fortísimo—, la fuerza y hondura expresivas que pueden apreciarse a
lo largo de este primer movimiento son de extraordinaria clase.
El
segundo tiempo, allegro con grazia,
es de estructura A-B-A; el primer tema tiene carácter de vals, mientras que el
segundo es más intimista y dulce. Su elegante finura, su levedad, sirven de
excelente contraste al movimiento anterior y al siguiente. Es éste un allegro molto vivace, en realidad un scherzo caracterizado por su ímpetu
marcial, una orquestación de extraordinaria brillantez y una asombrosa maestría
en su desarrollo ascensional, que alcanza una apoteosis sonora lindante con la
embriaguez.
Frente a esta marcha triunfal, el Finale es un movimiento profundamente elegíaco y desesperado. Pocas
veces se ha conseguido una densidad interior de tan sincera emoción, una
autenticidad tan desnuda, un sufrimiento tan atroz y punzante. En los últimos
compases de su sinfonía, Chaikovski nos lleva hasta los mismos umbrales de la
aniquilación y la muerte.
La
«Patética» se estrenó en San Petersburgo el 28 de octubre de 1893 bajo la
dirección del autor. Nueve días más tarde, el 6 de noviembre, moría Chaikovski.
Evidentemente era su testamento.
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