Paulino Ortiz,
órgano
Junto al Maestro de Capilla,
el segundo cargo musical al servicio de la iglesia era el de organista. También
durante el Barroco floreció una muy importante generación de organistas y de
organeros (constructores de órganos) en España, que en la actualidad, España es
el país donde se conserva el mayor número de órganos de esta época.
Juan Cabanilles
(1644-1712) es el mejor representante de los organistas valencianos y tal vez
el mejor de todo el Barroco español. No logró publicar nada en vida, pero se
conserva mucha de su música manuscrita; salvo algunas composiciones vocales,
toda su música está hecha para el órgano. En sus tientos, tocatas, y pasacalles
es muy notable su gran avance en la técnica de la variación, o el arte de
desarrollar una idea musical hasta sus últimas consecuencias. Su contrapunto y su
armonía son excelentes y muchas veces geniales.
Sin lugar a dudas, la
Primera Batalla Imperial de Quinto Tono es la obra más difundida de Juan
Cabanilles, quien inspirándose sobre el tema de la Batalla de Pavía, honra de
esta forma al emperador Carlos V. Desde el toque de pífanos de la entrada, el
ambiente está maravillosamente conseguido, la intensidad llega a su punto
culmen en el compás 98, en donde el órgano español luce todo el esplendor de su
trompetería de lengüeta.
El Órgano del Emperador, de la Catedral de Toledo, que durante tantos años realzó de manera solemne la entrada de Carlos V al templo, es el escogido para las máximas y peculiares sonoridades de esta pieza maestra del repertorio para órgano del barroco español.
El Órgano del Emperador, de la Catedral de Toledo, que durante tantos años realzó de manera solemne la entrada de Carlos V al templo, es el escogido para las máximas y peculiares sonoridades de esta pieza maestra del repertorio para órgano del barroco español.
Cabanilles nació y
murió en Valencia, España. Su música pertenece a las últimas décadas del siglo
XVII y primeros años del XVIII, y no podría haberse compuesto más acá: a la
muerte del Cabanilles (compositor y organista) la música española tomaría ya
otros derroteros.
Juan de Cabanilles
debió de formarse en la catedral de Valencia, como infantillo. Debió caer en
manos del aragonés Diego Pontec (maestro de capilla entre 1650 y 1653) y de su
sucesor, el navarro Urbán de Vargas (que llegó a Valencia en 1653), ambos
aventajados compositores de gran prestigio. Seguramente recibió lecciones de
los organistas de la catedral de Valencia, Andrés Peris (segundo) y Jerónimo de
la Torre (Primer organista). Cabanilles fue nombrado primer organista de la
catedral en 1665, a los 21 años.
La
obra de Cabanilles está ampliamente influenciada por las corrientes musicales
del momento: italiana, francesa, inglesa, flamenca, etc., y su obra explota al
máximo los recursos del arte organístico español del siglo XVII, llevándolo a
menudo en su desarrollo a un callejón sin salida, con formas hipertrofiadas,
extraordinariamente complejas en la imitación, de una densidad extrema en sus
texturas, en un estilo severo -aunque muy ornamentado-, pesado, granítico,
monumental.
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