lunes, 7 de enero de 2013

Richard Wagner: Cabalgata de las Walkyrias

Orquesta Filarmónica de Berlín
James Levine. director
Contemporáneo y amigo personal de Berlioz, aunque diez años menor que él, Wagner entendió la orquesta dramática imbricada dentro de este nuevo concepto. En realidad Wagner perfeccionó las principales aportaciones del músico francés, acomodándolas a su verbo en una textura más tupida y un aliento dramático más conforme a su naturaleza germánica. La orquesta sinfónica utilizada por Richard Wagner obedece más bien al llamado principio masivo o de bloque.
La gran evolución experimentada por ciertos instrumentos va a permitir nuevas aventuras y especulaciones tímbricas; casi podría decirse que las nuevas potencialidades de la orquesta nos sitúan ante un instrumento colosal, de registros sutiles, que muy poco tiene que ver ya con la plantilla clásica del siglo anterior. Los principales protagonistas de estos cambios van a ser los instrumentos de metal y su proliferación dentro de este organismo sonoro servirá para cumplir no una función subsidiaria, como en la orquesta de Haydn, sino un papel esencial. Estos instrumentos van a permitir, gracias al mecanismo de los pistones, obtener todos los sonidos de la escala cromática y participar de pleno derecho en la textura orquestal. Éste es, sin lugar a dudas, el progreso técnico más considerable que aportó el Romanticismo a la orquesta. A partir de aquí, al sentirse progresivamente liberada, la orquesta aumentó su potencia y su registro.
Wagner llegó incluso a ordenar la fabricación de unas tubas especiales, conocidas como tubas wagnerianas, que provocaban con su matiz sonoro un colorido especial, sin olvidar tampoco una extraña trompeta, de singular expresión, que aparece en algunas de sus partituras operísticas.
Este incremento en la sección de los metales, que a veces lo convierte en un coro instrumental, cumple su función en las intenciones dramáticas con que subraya la grandiosidad de sus admirables dramas musicales. En ningún otro compositor de óperas la orquesta había logrado llegar a tan grandes dimensiones como en Wagner, ni alcanzado una importancia paralela, y a veces superior, a la de la propia voz humana. Si la ópera posterior a Monteverdi se precipitó por el camino del bel canto, con Wagner asume una importancia tan vital como no se recuerda otra en la historia del teatro lírico.
La suma de instrumentos diversos añadió mayor complejidad a la partitura, que, si en una etapa anterior podía contar con un número discreto de pautas ‒alrededor de unas doce‒ que debían leerse verticalmente, en la orquesta moderna puede dar cabida a un número extraordinario que puede llegar a 40 pentagramas simultáneos. La nueva potencia del metal exigió, pues, un nuevo equilibrio de toda la masa instrumental, de modo que el número de las cuerdas pudiera llegar a compensar el peso del viento.
Pero aquí surge una pregunta lógica: si Wagner escribió para la voz y ésta debía fusionarse con la orquesta, ¿cómo podía prevalecer por encima de un aparato sonoro como, por ejemplo, el de la Tetralogía? El trato de la voz en la obra de Wagner es de una tensión y envergadura muy superiores a las de la ópera convencional; su melodía, sus giros, la extensión de sus saltos se ajusta al contenido del lenguaje tanto armónico como orquestal. Wagner entendió la orquesta como un cuerpo unitario y él mismo ‒al preocuparse por la construcción de nuevos instrumentos de metal para intensificar la magnitud de sus dioses‒ calculó la sonoridad algo tamizada de la orquesta en el foso del teatro. En el drama wagneriano la orquesta no sólo comenta, sino que interviene en la acción; la técnica del leitmotiv permite reconocer por un juego de símbolos no sólo la presencia de los personajes en la textura instrumental, sino incluso sus sentimientos, sus intenciones, sus pensamientos secretos, de modo que la orquesta se convierte en un hilo conductor del drama a un nivel subconsciente para el espectador. Por esto su lugar es el foso, y es desde el foso desde donde el director-coordinador de todos los elementos planifica el difícil diálogo voz-orquesta.

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