lunes, 28 de enero de 2013

Richard Wagner: Isoldes Liebestod, de "Tristan und Isolde"

Waltraud Meier, soprano
La soprano dramática tiene una voz más penetrante, más intensa que el resto de sopranos. Es el “peso pesado” de su cuerda en cuanto a volumen y potencia en la emisión. Su fuerza vocal y expresiva, unidas a un timbre oscuro, sobre todo en la primera octava, un agudo vibrante, con mordiente, son, en general, sus medios más valiosos para servir bien los personajes de carácter noble y rotundo que deben interpretar. Es casi imprescindible que esta voz vaya acompañada de una presencia escénica significativa y de un gesto amplio y digno que secunde y refuerce sus cualidades, que siempre impresionan fuertemente al oyente-espectador, entre otros motivos por su rareza. Los personajes que le son propios son: Elektra y Salomé, Lady Macbeth, de Macbeth y Abigaille, de Nabucco, Brunilda, de El ocaso de los dioses, e Isolda, de Tristán e Isolda, Turandot, etc. Este repertorio no se suele abordar en plena juventud porque es muy difícil que una soprano reúna las características de “dramática” a los veinte años; sus personajes exigen un esfuerzo vocal que sólo se puede dar en la madurez física y vocal, entendida como plenitud de facultades. Y como ejemplos se tiene las grandes sopranos wagnerianas Astrid Varnay, Kirsten Flagstadt y Birgit Nilsson; también Jessye Norman, Ghena Dimitrova y Eva Marton o en la actualidad Jane Eaglen, Waltraud Meier, Violeta Urmana o Eva-Maria Westbroek.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.