Cuarteto Casals
Haydn fue el creador absoluto de la sintaxis musical futura.
La sonata para piano, el trío con piano, la sinfonía y, sobre todo, el cuarteto
de cuerda tal y como lo practicaron los compositores de las últimas décadas del
XVIII, de todo el XIX y de las primeras décadas del XX, proceden directamente
de los modelos introducidos por sus obras: como David W. Griffith para la
cinematografía, F. J. Haydn es dios padre para las formas de la música
instrumental.
Haydn llevó al máximo nivel, en efecto, el modelo de la
sonata para piano o de la sinfonía clásica, pero donde su genio se manifestó en
todo su esplendor fue en el cuarteto de cuerda.
Haydn fue un tipo simpático. O lo que es aún más revelador:
poseía un incisivo sentido del humor que manifestaba con frecuencia
musicalmente en sus propias composiciones. Incluso en las reivindicaciones
laborales no perdía de vista una correspondencia con la broma o el juego, como
en la Sinfonía de los adioses, con los músicos de la orquesta abandonando el
escenario del palacio Esterhazy de dos en dos o de uno en uno en el último
movimiento como protesta por las condiciones de trabajo. La denominación de
Papá Haydn, con la que todavía se le identifica en nuestros días, no es
únicamente un reconocimiento a su condición de padre de la sinfonía o del
cuarteto de cuerda. Es también un apelativo cariñoso a su carácter bondadoso y
paciente, afable y respetuoso. Sus obras transmiten de hecho una inequívoca
sensación de equilibrio y sosiego, pero también de espontaneidad lúdica, de
incansable divertimento. Goethe decía que sus sinfonías y cuartetos "son
el lenguaje ideal de la verdad".
Lo más sorprendente del prolífico Haydn es su capacidad para
escapar de cualquier formulismo o previsibilidad, sus fascinantes asimetrías e
inesperados giros. La superficie de su música resulta serena; casi todo
acontece en las profundidades. Su escritura, en apariencia plácida y fluida,
oculta así insólitos contrastes, peligrosas tensiones y las más voluptuosas
variaciones".
Compuso Haydn más de 100 sinfonías, como es sabido, y 58
cuartetos de cuerda agrupados en varios periodos. Los opus 17 nacieron a
comienzos de la década de 1770 y se corresponden de alguna manera con el
periodo prerromántico Sturm und Drang.
Curiosamente, E. T. A. Hoffmann ya calificaba a Haydn y Mozart como los
primeros compositores "románticos".
La serie de cuartetos Op. 33 fue crucial en la definición
del “estándar” de lo que hoy es un cuarteto de cuerda. Haydn ya era un
compositor famoso en 1781, pero había dejado de componer cuartetos de cuerda
(los Op. 20, que son los anteriores, datan de 1772). Cuando escribe los
cuartetos Op. 33 manda una carta a su editor, Artaria, donde le dice que estos
cuartetos están escritos “en una manera enteramente nueva y particular”. ¿Qué
es lo que hay de nuevo en ellos? Haydn había estado experimentando con la forma
de los cuartetos, el número de movimientos, la estructura interna. Por fin en
la Op. 33 se establece lo que será el patrón del género, o sea:
Primer tiempo: rápido en forma de Allegro de Sonata
Segundo tiempo: lento en forma ABA (lied)
Tercer tiempo: minuetto/scherzo,
en ternario
Cuarto tiempo: rápido y generalmente en forma Rondó
Pero más que la organización interna, lo realmente nuevo de
los cuartetos Op. 33 está en utilizar lo que los musicólogos han llamado
trabajo temático (del original alemán tematische
Arbeit) como elemento fundamental de
unidad. Esta técnica compositiva, de amplias consecuencias históricas durante
el siglo XIX y parte del XX, consiste en la construcción de temas tales que
partículas o motivos derivados de éstos puedan manipularse y reorganizarse con
flexibilidad, conformando material para el resto del movimiento, o incluso de
todo el cuarteto. Los Cuartetos Op. 33 son la colección que materializa a la
perfección esta técnica, aunque ésta aparece dispersa a lo largo de toda la
producción de Haydn, independientemente de géneros y periodos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.