Filarmonía de Cámara de Frankfurt
Noam Zur, director
La sinfonía nº 83 sigue la forma
estándar de cuatro movimientos y está compuesta para flauta, dos oboes, dos
fagotes, dos trompas, bajo continuo (clavecín) y sección de cuerdas.
1. Allegro spiritoso, 4/4 en Sol menor2. Andante, 3/4 en Mi bemol mayor
3. Menuetto: Allegretto - Trio, 3/4 en Sol mayor
4. Finale: Vivace, 12/8 en Sol mayor
Es la segunda de las llamadas
Sinfonías de París, compuesta por Joseph Haydn en 1785 y publicada por Artaria
en Viena en diciembre de 1787. Es popularmente conocida como Sinfonía de “La Gallina”
(en francés: La poule) por un pasaje de notas repetidas a cargo del oboe. El primer movimiento comienza con gran dramatismo, y sin embargo, la incertidumbre, lo inesperado, ocurre: un efecto parecido al cacareo de una gallina que se aprecia en el segundo tema.
Sin duda alguna uno de los
creadores más grandes de todos los tiempos, Joseph Haydn (1732-1809) pertenece
al selecto grupo de compositores que destacan por su extraordinaria inventiva y
radical originalidad, cualidades que emparentan su figura con autores como Pérotin,
Monteverdi, Musorgski, Wagner, Debussy, Ives, Stravinski, Schoenberg o Ligeti;
y ello con el poder visionario y la imaginación en estado puro del verdadero
inventor, de quien –sujeto al productivo aislamiento de Esterházy y para
decirlo con sus propias palabras– tenía a la fuerza que ser original.
El extraordinario relieve
histórico y vigencia de su legado ratifican su condición de clásico en el
sentido que Italo Calvino concedía a este término, de acuerdo con el cual
clásica es aquella obra –en el campo artístico de que se trate– que no termina
nunca de decir todo lo que tiene que decir. Prueba de la actualidad creciente
de la música de Haydn, al que poco a poco se le va reconociendo la talla –de
primera magnitud– que le corresponde es la abundancia de libros y trabajos
consagrados a alguna vertiente de su legado; la obra vocal, en particular y con
Webster a la cabeza, ha sido objeto estos últimos años de una enorme
revalorización, atendiendo a su importancia, tanto cuantitativa como
cualitativa, desde el delicioso registro buffo
de algunas de sus óperas a la grandiosidad sin parangón de las últimas misas,
sin olvidar realizaciones del fuste de sus óperas serias –injustamente
olvidadas– o los grandes oratorios. Auténtico eje neurálgico de la
consolidación de la música instrumental moderna y las técnicas del trabajo
motívico, que él condujo a su grado más elevado de desarrollo, estableciendo el
marco mismo de posibilidades del discurso musical autónomo, pero sobresaliendo
igualmente en la escritura vocal, tanto en el campo sagrado como en el profano,
conviven en la producción de Haydn, en amplísimo abanico de implicaciones
técnicas y estilísticas, audacia formal, intensidad emocional, exaltación Sturm und Drang y joie de vivre, estilos popular y elevado, humor rebosante de
ingenio y representación del sublime (tan bien reconocida por su audiencia
londinense), economía constructiva y promiscuidad de tópicos que lo convierten
en precursor avant la lettre de la
mirada periférica –de lo particular a lo universal– y el mestizaje cultural. Integrando
todo ello una totalidad dinámica y equilibrada que le granjeó la admiración sin
reservas de Goethe, quien reconoció en su amalgama única de ingenuidad e ironía
la mejor personificación del genio, para erigirse, en su incitación permanente
y por igual a la inteligencia y a la sensibilidad de sus oyentes, el más
egregio paradigma del creador ilustrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.