Anne Sophie Mutter, violín
Orquesta Sinfónica de Boston
Seiji Ozawa, director
El Op. 61 tiene tres movimientos:
- Allegro Ma Non Troppo (Re mayor)
- Larghetto (Sol mayor)
- Rondo. Allegro (Re mayor)
En este movimiento no hay tiempo
para reflexionar. Aquí se nos muestra el hombre genial en su más
"desenfadado" sentido del humor y en su vena más feliz. Después de
las delicadas sutilezas con que acaba de obsequiarnos, Beethoven ha encontrado
el inevitable finale, alegre, ingenuo y vivaz. El solista se apodera al
principio del tema principal y cuando éste pasa a la orquesta asciende a una
culminación a la cual se añade un comentario de carácter alegre. La música va
debilitándose de modo que el solista puede introducir otro tema con el
acompañamiento de la trompa. La música del rondó reaparece tres veces y después
de la tercera hay un intercambio entre el violinista y la orquesta en la cual
prevalece el buen humor. También hay un delicioso diálogo entre el oboe y el
violín solista después de la cadenza del violín. Luego los acontecimientos van
avanzando con arte consumado hacia el último clímax en el cual el solista con
arpegios y escalas, ejerce el más absoluto dominio sobre toda la orquesta con
la habilidad del más impecable prestidigitador. Una y otra vez la orquesta
intenta alcanzar el predominio, pero todos sus esfuerzos resultan infructuosos
ante la actitud del solista. El concierto para violín de Beethoven es una de
las grandes obras maestras de la música universal.
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