jueves, 18 de abril de 2013

Dimitri Shostakóvich: Sinfonía nº 1 en Fa menor, op.10 I. Allegretto - Allegro non troppo

Orquesta Sinfónica de Londres
Valery Gergiev, director

Shostakóvich fue parte de la primera generación de compositores rusos formados bajo el régimen comunista, al cual se mantuvo fiel aunque no fue indiferente a la opresión del estado y en algunos momentos sufrió en carne propia la censura oficial. Para Peter Laki, Shostakóvich hizo en su momento lo que tenía que hacer para poder sobrevivir. Quizás en parte debido a ello, en la producción musical este compositor se muestra como un continuador de la tradición, sobre todo por la utilización de un lenguaje tonal y su preferencia por géneros y formatos asociados con lo clásico, tales como la sonata, la sinfonía y el cuarteto. No obstante, en su música a veces aparecen recursos más modernos como la disonancia y la atonalidad.

El principal aporte de Shostakóvich radica en su obra sinfónica, caracterizada por su colorido y originalidad en el manejo de los timbres orquestales. En efecto, Shostakóvich es esencialmente recordado como sinfonista –compuso 15 sinfonías que ocupan un lugar de importancia en el repertorio orquestal del siglo XX–, a pesar de tener obras destacadas dentro de otros géneros. La Sinfonía Nº 1 fue escrita por Shostakóvich como trabajo de fin de grado en el Conservatorio de Leningrado. Comenzada en 1924, la partitura estaba lista en diciembre de 1925. Aunque el autor tenía sólo diecinueve años, se trata de una obra madura en la que ya se distingue el sello personal de Shostakóvich , sobre todo por la presencia del sarcasmo, tan característico en él.

Shostakóvich pone en pie una magnífica obra musical que incluso resulta más renovadora y atractiva que sus dos siguientes sinfonías. Ejemplo destacable del empleo de los diversos colores orquestales, cuerdas, vientos, maderas, piano, percusión y metales, sabiamente mezclados, permiten obtener momentos de gran belleza sonora. Además Shostakóvich maneja de una magnífica forma los sentimientos y el carácter de la música con cambios inesperados y maravillosamente bellos en cuanto al ritmo, la instrumentación y el tono de la música, permitiendo el salto desde lo satírico e irónico de los dos primeros movimientos al más profundo, descarnado y trágico sentido de la música que impregna los dos últimos. 
Según anota Richard Freed, dos años después de su estreno, el 12 de mayo de 1926 por la Filarmónica de Leningrado dirigida por Nikolai Malko. la obra ya había sido interpretada en grandes salas de concierto en Europa y América, permitiendo al compositor alcanzar renombre internacional desde temprana edad.

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