domingo, 14 de abril de 2013

Giuseppe Verdi: Gloria all'Egitto, Marcha Triunfal de "Aída"

The Metropolitan Opera
Daniele Gatti, director

Giuseppe Verdi (Bussetto, 1813 – Milán, 1901) recibió de Ismail Pachá ―el Jedive de Egipto― el encargo de componer una ópera de ambiente egipcio, para que su estreno coincidiera con los fastos de la inauguración del Canal de Suez. Sin embargo, la apertura del Canal tuvo lugar el 17 de noviembre de 1869 y los decorados, encargados a la ópera de París,  no estaban aún terminados debido a la Guerra Franco-Prusiana. El estreno se retrasó y en lugar de Aida tuvo que representarse Rigoletto, obra anterior del propio Verdi.
Aida fue estrenada finalmente sin la presencia de su autor en el Teatro de la Ópera de El Cairo un año más tarde, el 24 de diciembre de 1871, dirigida por Giovanni Bottesini. La representación fue grandiosa, como detalle baste citar que la corona que ceñía Amneris era de oro macizo y las armas de Radamés, de plata. Fueron sus protagonistas Antonietta Pozzoni (Aída), Pietro Mongini (Radamés), Eleonora Grossi (Amneris), Francesco Steller (Amonastro), el foso estaba dirigido por Giovanni Bottesini.

Dos meses más tarde se estrenó, ahora con la presencia de su autor, en el Teatro alla Scala de Milán, el 8 de febrero de 1872. El papel de Aída fue cantado por Teresa Stolz (1834 – 1902) que tanta influencia tendría a lo largo de la vida de Verdi. Constituyó un éxito clamoroso y el maestro tuvo que salir a saludar 32 veces. En esta versión de la Scala, que ha quedado como definitiva, Verdi le añadió la famosa aria para soprano O patria mia que cantó por primera vez Teresa Stolz.

La historia de Aida se basa en el drama homónimo de Auguste Mariette Bey, insigne egiptólogo. El libreto, en italiano, está dividido en cuatro actos. Sus autores fueron Antonio Ghislanzoni y Camille du Locle, en estrecha colaboración con el propio Verdi. En esta ópera se muestra la voluntad, muy propia del siglo XIX, de hacer un gran espectáculo próximo a la grand opéra francesa, con escenas llenas de pompa y esplendor y un gran despliegue orquestal y coral, que evocara la magnificencia del antiguo Egipto. Pero Aida es mucho más, es una ópera lírica e intimista.
Características de la ópera decimonónica italiana
En la Italia del siglo XIX la ópera se impuso como género predilecto, al extremo de eclipsar a las demás formas musicales. La ópera romántica sirvió para expresar las ideas de unidad, libertad y patriotismo por las que luchó Italia durante este siglo. Desde sus inicios en el siglo XVII, la ópera, que constituyó uno de los espectáculos de mayor agrado del pueblo italiano, se amoldó a cualquier época musical, adoptando las correspondientes ideas estéticas. En el siglo XIX, la ópera italiana siguió ocupando un lugar preeminente.
Las características más importantes de la ópera italiana en este período son:
Lo vocal prima sobre cualquier otro motivo, quedando en segundo plano los aspectos orquestales y armónicos.
  • El virtuosismo del cantante se acentúa menos que en otras épocas.
  • En ciertos momentos de la representación (arias y dúos) se busca la brillantez y el lucimiento de los solistas más que la unidad escénica y conceptual de la obra.
  • Existe cierta superficialidad junto con agradables melodías, que son cauce de  expresión para el drama argumental.

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