lunes, 1 de abril de 2013

Wolfgang A. Mozart: Obertura de "El Rapto en el Serrallo"

Orquesta del Siglo XVIII
Franz Brüggen, director
 
Como todas las grandes obras que además de serlo están situadas en una encrucijada creadora, el resultado es producto de muchos y diferentes factores; personales o del entorno, estilísticos o sociológicos, económicos o puramente marcados por dinámicas históricas extramusicales, etc. A Die Entführung aus dem Serail (“El Rapto en el Serrallo”) le sucede esto mismo. Quedarse únicamente con la exultante belleza de su música o su contagioso espíritu aventurero y libertario, no sería ni justo ni suficiente para caracterizar la pieza, aun en un comentario tan breve como éste.
El Rapto en el Serrallo es producto de una inspiración musical que surge del cerebro de Mozart como las aguas de un violento torrente, a borbotones, de forma desmesurada. Pero antes que eso es consecuencia de una suma de crisis; musicales pero también personales, e incluso políticas. Entre las primeras, la de la ópera seria italiana y la ópera francesa, condenadas a una seria y radical reforma, no ya por las propias necesidades creativas de los propios compositores sino por el mismo público, que está harto de aburrirse escuchando –de hecho el público condena esa escucha: es un tiempo estupendo para comer o cortejar y dejarse cortejar– larguísimos recitativos con reconcentradas acciones, hasta llegar a las arias, con los correspondientes comentarios aclaratorios. Gluck vio esa reforma de una manera y Mozart de otra: el de Salzburgo arriesga más y lo intenta cambiando la fórmula recitativo-aria por la de aria-recitado: eso es El Rapto y eso será –aunque también más cosas– su futura La Flauta Mágica.
El libreto de esta ópera, más bien un singspiel en lengua alemana, es obra de Gottlob Stephanie (hijo), que, a su vez, se basó otro libreto de Christoph Friedrich Bretzner. El Rapto en el Serrallo se estrenó en el Burgtheater de Viena el 16 de julio de 1782, dirigida por el propio compositor. Mozart juguetea en esta obra con el asunto “turquesco”, tópico contemporáneo en las tierras de habla alemana y especialmente en Austria. Este toque turco lo consigue, especialmente a la obertura, utilizando instrumentos propios de la música militar turca como bombo, platillos, triángulo, etc.

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