Philippe Jaroussky, L'Arpeggiata-Christina Pluhar
Concierto en Ambronay, 18.09.2008 «Iconos del Seicento»
Philippe Jaroussky Contratenor
L'Arpeggiata
Christina Pluhar, tiorba & dirección
Alessandro Tampieri, violón
Doron Sherwin, cornetto
Eero Palviainen, guitarra barroca
Charles Edouard Fantin, guitarra barroca
Margit Übellacker, salterio
Haru Kitamika, clavecín
Richard Myron, violón
Michèle Claude, percusión
La Ciaccona
del Paradiso e dell'Inferno es una obra anónima del siglo XVI. El
original es el núm. 5 de Canzonette
Spirituali e Morali (Milano, 1675). Se ha convertido recientemente en una
obra conocida por la interpretación de L'Arpeggiata y Philippe Jaroussky. Es una
obra para dos violines y bajo continuo (el violín II puede ser reemplazado por una
de viola, los dos tienen la misma parte), o cualquier otra combinación de dos
instrumentos agudos y un contrabajo. Philippe Jaroussky canta la parte del paraíso,
mientras que dos componentes de L'Arpeggiata, hacen una divertida versión del
infierno:
O che bel stare è stare
in Paradiso
Dove si vive sempre in fest’e riso Vedendosi di Dio svelato il viso O che bel stare è star in Paradiso.
Ohimè che orribil star
qui nell’inferno
Ove si vive in pianto e foco eterno Senza veder mai Dio in sempiterno Ahi, ahi, che orribil star giù nell’inferno.
Là non vi regna giel,
vento, calore,
Che il tempo è temperato a tutte l’hore Pioggia non v’è, tempesta, nè baleno, Che il Ciel là sempre si vede sereno. Il fuoco e ‘l ghiaccio là, o che stupore Le brine, le tempeste, e il sommo ardore Stanno in un loco tutte l’intemperie Si radunan laggiù, o che miserie. Havrai insomma là quanto vorrai E quanto non vorrai non haverai E questo è quanto, o Musa, posso dire Però fa pausa il canto e fin l’ardire. Quel ch’aborrisce qua, là tutto havrai Quel te diletta e piace mai havrai E pieno d’ogni male tu sarai Disperato d’uscirne mai, mai, mai! O che bel stare è star in Paradiso Dove si vive sempr’in fest’e riso Vedendosi di Dio svelato il viso O che bel stare è star in Paradiso. |
O qué agradable estar en
el Paraíso,
Donde siempre se vive
entre fiestas y risas,
Viéndose revelado el
rostro de Dios.
O qué agradable estar en
el Paraíso.
Ay de mí, qué horrible
estar en el infierno,
Donde se vive el llanto y
el fuego eterno
Sin ver nunca más al Dios
eterno.
Ay, qué horrible estar
abajo en el infierno.
Allí no reina en el
viento, ni el calor,
El clima siempre es
templado
No hay lluvias, tormentas,
ni rayos,
El cielo siempre está
tranquilo.
El fuego y el hielo allí,
o maravilla
Las heladas, las tormentas
y el calor
Se concentran allí, o
miseria.
Siempre hace mal tiempo.
Allí tendrás cuanto
quieras
Lo que no desees no lo
verás
Es, oh Musa, todo lo que puedo
decir
Paro no romper con la
audacia y el canto.
Aquel que aborrezca
aquello, todo lo tendrá
Aquel que disfrute nunca
lo tendrá
Y lleno de todos los
males estará
¡Desesperado por no
escapar nunca más!
O qué agradable estar en
el Paraíso,
Donde siempre se vive
entre fiestas y risas,
Viéndose revelado el
rostro de Dios.
O qué agradable estar en
el Paraíso.
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