Título original: The Magic
Flute.
Año: 2006.
Duración: 135
min.
País: Reino
Unido.
Director:
Kenneth Branagh.
Guion:
Kenneth Branagh, Stephen Fry (Obra: Emanuel Schikaneder).
Música:
Wolfgang Amadeus Mozart.
Fotografía: Roger
Lanser.
Reparto:
Joseph Kaiser, Amy Carson, Benjamin Jay Davis, Lyubov Petrova, René Pape.
Productora:
Coproducción GB-Francia; Peter Moores Foundation / Idéale Audience.
Sinopsis
Adaptación cinematográfica de la
famosa ópera de Mozart. En vísperas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918),
en un mundo oscuro y siniestro, Tamino emprende un arriesgado viaje para
liberar a Pamina, la adorable hija de la Reina de la Noche, que ha sido
secuestrada por el malvado Sarastro. El destino de los jóvenes amantes puede
determinar la suerte de las naciones y la vida de millones de personas.
Comentarios
Con razón se llegó a considerar hace
tiempo a Kenneth Branagh como el heredero de Sir Laurence
Olivier. Efectivamente, su gusto por lo clásico le ha llevado a adaptar
para la pantalla grande diversas obras de Shakespeare (Hamlet, Mucho
ruido y pocas nueces, Enrique
V, etc.), siempre
con una calidad exquisita y notable éxito de crítica y público. Ahora, da
un nuevo giro de tuerca y se adentra en un territorio más complicado. "La
flauta mágica" es una de las óperas más célebres de la historia y fue
creada en 1791, con música de Wolfgang Amadé Mozart y libreto de
Emanuel Schikaneder. Se estrenó con éxito en Viena, el 30 de septiembre de
1791.
Branagh conserva los personajes originales, pero
simplifica la historia de Schikaneder y la traslada a las trincheras de la I
Guerra Mundial. El combatiente Tamino es recogido malherido del campo de
batalla por tres damas, servidoras de la Reina de la Noche. Ésta ofrece al joven
la mano de su hija Pamina, si consigue liberarla de las garras del malvado
Sarastro. Al ver la foto de la joven, Tamino se enamora perdidamente y
acepta. A él se le unirá Papageno, un simpático amante de los pájaros, que
también va en busca del amor. Para vencer en sus empresas, la damas dan a
Tamino una flauta capaz de cambiar el ánimo de quien la escuche, y a
Papageno unas campanillas mágicas.
Prácticamente toda la película es cantada, al
ritmo de la partitura de Mozart, y el aire fantasioso y alegórico de lo
que se narra es similar al de la ópera clásica. Quizá consciente del
riesgo que corría con esta empresa, el director inglés ha puesto un especial
empeño por captar la atención del espectador con un diseño de producción
fabuloso y una esmeradísima planificación. Así, uno se queda literalmente
pegado al asiento con el fabuloso inicio: un larguísimo y muy elaborado plano
secuencia, de más de cinco minutos, que nos lleva con pasmosa naturalidad por
las trincheras, el campo abierto e incluso por el cielo mismo, sembrado de
aviones, para mostrarnos el lugar de la batalla y el sitio
donde caerá herido el protagonista.
Sin embargo, con el paso de los minutos y el tempo propio de la partitura, el
film va cayendo poco a poco en intensidad y acaba convirtiéndose en
más ópera y menos película, con los peligros que eso conlleva. La
historia, adaptada por el propio Branagh y trasladada al idioma inglés por
su amigo y actor Stephen Fry, ha sido simplificada probablemente para no
alargarse y aburrir demasiado.
Todo el film está, por otra parte, impregnado de
proclamas pacifistas sobre la unión fraternal de la humanidad, sobre la
consecución de un mundo en armonía, sin guerras ni rencillas, algo que ya está
presente en la ópera original. Y la música es punto y aparte. Fabulosa,
lógicamente. Branagh se ha rodeado de un grupo de actores no
profesionales, en su mayoría jóvenes promesas operísticas, que hacen un gran
trabajo, especialmente la soprano Lyubov Petrova. Destacan, eso sí, las muy
famosas arias de Papageno y de la Reina de la noche.
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