Anja Harteros, soprano
Jonas Kaufmann, tenor
Orquesta de la Academia de Santa Cecilia de Roma
Antonio Pappano, director
Acto
IV, escena segunda: La porción inferior del escenario muestra el subterráneo en
el templo de Ptah; la superior, el primer piso del templo.
Tras su condena a muerte por traición a la patria, Radamés
ha sido conducido al subterráneo del templo y es enterrado vivo en un oscuro subterráneo.
Cree que está solo y confía en que su amada Aida se encuentre en un lugar más
seguro. Pero oye un suspiro y se la encuentra en la tumba: Aida se ha escondido
en la bóveda para morir con Radamés (Radamés y Aida: “La fatal pietra sovra me
si chiuse”, La piedra fatal se cierra ahora sobre mí"). Los amantes
aceptan su terrible destino y unen sus voces en el célebre “O terra, addio”
(Radamés: “Morir! Si pura e bella”, “¡Morir! ¡Tan pura y bella!”) en el que se
despiden de la tierra y sus penas.
Encima del subterráneo, en el templo de Ptah, Amneris,
impotente y profundamente dolorida, implora a Isis para que su adorado Radamés
pueda descansar en paz, ignorando que Aida lo acompañará eternamente en su
tumba. Aida muere en los brazos de Radamés. (Coro, Aida, Radamés, Amneris: “Immenso
Ftha”, Todopoderoso Ptah).
RADAMÈS
La fatal pietra
sovra me si chiuse.
Ecco la tomba mia.
Del dì la luce più non vedrò.
Non rivedrò più Aida.
Aida, ove sei tu?
Possa tu almeno
viver felice
e la mia sorte
orrenda
sempre ignorar!
Qual gemito!
Una larva, una vision!
No! forma umana è
questa!
Ciel! Aida!
AIDA
Son io.
RADAMÈS
Tu, in questa tomba!
AIDA
Presago il core della
tua condanna,
in questa tomba
che per te s'apriva
io penetrai furtiva,
e qui,
lontana da ogni umano
sguardo,
nelle tue braccia desiai morire.
RADAMÈS
Morir! sì pura e
bella!
Morir per me d'amore;
degli anni tuoi del fiore
fuggir la vita!
T'avea il cielo per
l'amor creata,
ed io t'uccido per
averti amata!
No, non morrai!
Troppo t'amai!
Troppo sei bella!
AIDA
Vedi?
Di morte l'angelo
radiante a noi s'appressa,
ne adduce a eterni gaudii
sovra i suoi vanni d'or.
Già veggo il ciel dischiudersi,
ivi ogni affanno cessa,
ivi comincia l'estasi
d'un immortale amor.
SACERDOTI
SACERDOTESSE
Immenso, immenso Fthà, ah!
del mondo spirito
animator,
noi t'invochiamo!
AIDA
Triste canto!
Il nostro inno di
morte.
Invan!
Tutto è finito sulla
terra
per noi.
RADAMÈS
Il tripudio dei sacerdoti.
Nè le mie forti
braccia
smuovere ti potranno,
o fatal pietra!
È vero! È vero!
AIDA
O terra, addio;
addio, valle di
pianti,
sogno di gaudio
che in dolor svanì.
A noi si schiude il
ciel
e l'alme erranti
volano al raggio
dell'eterno dì.
AIDA, RADAMÈS
O terra, addio, ecc.
SACERDOTESSE
SACERDOTI
Immenso Fhtà, noi t'invochiam.
AIDA, RADAMÈS
O terra, addio, ecc.
AMNERIS
Pace, t'imploro,
salma adorata,
Issi placata ti schiuda il ciel!
SACERDOTESSE
SACERDOTI
Noi t'invochiam,
immenso Fthà!
|
RADAMÉS
La losa fatal
se ha cerrado sobre mí.
He aquí mi tumba.
Ya nunca más veré la luz del día.
Ya nunca volveré a ver a Aida.
Aida, ¿dónde estás?
¡Que al menos tú
puedas vivir feliz
ignorando siempre
mi horrible destino!
¡Qué gemido!
¿Será un espectro o una visión?
¡No, es una forma humana!
¡Cielos, Aida!
AIDA
Soy yo.
RADAMÉS
¡Tú, en esta tumba!
AIDA
Mi corazón previó tu condena,
y penetré a hurtadillas
en esta tumba
que se abría para ti,
y aquí,
lejos de cualquier mirada humana,
¡deseé morir en tus brazos!
RADAMÉS
¡Morir!, ¡tan pura y bella!
Morir de amor por mí.
¡En la flor de tu juventud
huir de la vida!
El cielo te creó para el amor,
¡y yo te mato por haberte amado!
¡No, no morirás,
te amé demasiado!
¡Eres demasiado hermosa!
AIDA
¿Ves?
El ángel radiante de la muerte
se acerca a nosotros,
y sobre sus alas de oro
nos conduce a la felicidad eterna.
Ya veo abrirse el cielo,
allí acaban todas las ansiedades,
allí empieza el éxtasis
de un amor inmortal.
SACERDOTES
SACERDOTISAS
Inmenso, inmenso Fthà, ¡ah!
Espíritu animador del mundo,
te invocamos.
AIDA
¡Triste canto!
Nuestro himno de muerte.
Todo es en vano.
Todo ha terminado en la tierra
para nosotros.
RADAMÉS
(intentando mover la losa)
El triunfo de los sacerdotes.
¡Ni aún mis fuertes brazos
podrán moverte,
losa fatal!
Es cierto. Es cierto.
AIDA
¡Oh tierra, adiós!
Adiós valle de lágrimas,
sueño de alegría
condenado al fracaso.
El cielo se abre para nosotros,
y nuestras almas errantes
vuelan hacia la luz del día eterno.
AIDA, RADAMÉS
Oh tierra, adiós, etc.
SACERDOTES
SACERDOTISAS
Inmenso Fthà, te invocamos.
(Amneris aparece, vestida de luto,
y se arroja sobre la losa que sella
la cripta.)
AIDA, RADAMÉS
Oh tierra, adiós, etc.
AMNERIS
Imploro para ti la paz,
muerto adorado.
¡Que Isis aplacada te abra el cielo!
SACERDOTES
SACERDOTISAS
¡Nosotros te invocamos,
inmenso Fthà!
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