São Paulo Symphony Orchestra
Marin Alsop , director
I. Los trabajadores agrícolas
II. Danza del trigo
III. Los peones de la hacienda
IV. Malambo
La obra
más conocida y más interpretada de Ginastera es la Suite
“Estancia”, op. 8a, nacida a partir de una obra mayor, el ballet Estancia, pero popularizada
mucho antes del estreno del ballet completo. Se inscribe en el segundo período de la obra de Ginastera, el del
nacionalismo subjetivo, y muestra la influencia de Aaron
Copland, así como de Igor Stravinski.
En
1941, tras el éxito obtenido por Ginastera gracias a su ballet Panambí, op.1, que compuso durante sus
años de formación en el Conservatorio Williams, Lincoln Kirstein, director de
la compañía de ballet Caravan aprovecha una gira por Argentina para encargarle
la composición de un ballet de temática gauchesca. Dos años después, la
compañía Caravan se deshace, por lo que el ballet Estancia no encuentra quien lo estrene hasta 1952. Ginastera decide
utilizar cuatro de sus números para crear una suite orquestal que se estrena en
1943 y obtiene un tremendo éxito, situándole como el compositor latinoamericano
más valorado por público y crítica.
El
ballet Estancia, del que se extrae la
suite, está libremente basado en la epopeya nacional argentina Martín Fierro, de José Hernández, que
describe la vida de los gauchos en la pampa en términos heroicos. En el ballet,
un muchacho de ciudad llega a la pampa y tiene que dominar todas las
habilidades atléticas de los gauchos para ganar el amor de una bella ranchera.
El
primer movimiento de la suite Estancia
lleva por título “Los trabajadores agrícolas” y representa a los rudos gauchos
que empiezan su jornada de trabajo, claramente caracterizados por un ritmo
agresivo e incesante, marcado por una fiera y amplia batería de percusionistas.
El
segundo movimiento, “Danza del trigo”, es un interludio más tranquilo, lírico e
incluso sensual, en el que la melodía es introducida suavemente por la flauta y
retomada por los violines.
El
tercer y más corto movimiento, “Los peones de hacienda”, vuelve a traernos los
ritmos obsesivos y la percusión hipertrofiada usada para describir a los
gauchos, rudos y viriles.
La
“Danza final (Malambo)”, una muestra de la exuberancia musical y rítmica del
folklore argentino, tiene una característica estructura rítmica de seis
compases de seis por ocho, divididos en dos grupos de tres. En este movimiento
se representa una competición de baile entre los gauchos en la que gana el
último que consigue mantenerse en pie. El resultado es una explosión de energía
cinética, con un ritmo ostinato que
va creciendo en intensidad, complejidad y tempo.
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