Krystian Zimerman, piano
Scherzo en italiano significa
“broma”. La palabra comienza a aparecer asociada a la música en el Clasicismo.
En el siglo XVIII, tras Haydn y Beethoven, era frecuente que uno de los
movimientos de una Sonata para piano, una Sinfonía o un Cuarteto fuera un Scherzo. Formalmente el Scherzo era exactamente igual que un
Minueto clásico. Tenía tres partes, A-B-A´. La dos partes exteriores son
prácticamente iguales, y la del medio –denominada Trío, según Charles Rosen de
manera ilógica, ya que no hay demasiadas similitudes con el género del Trío-,
contrastante en el sentido de bajar la tensión, el movimiento y la textura. ¿En
qué se diferencia entonces el Minueto del Scherzo?
Pues en ese componente bromista. El metro, el compás, sigue siendo ternario,
pero el ritmo es más rápido y, al mismo tiempo, más juguetón, más bromista,
trasladando esa “alegría” también a la naturaleza de la línea melódica. Además
es una pieza independiente de cualquier otro género: Sinfonía, Cuarteto…
Este es el tipo de Scherzo que nos encontramos en Chopin,
evidentemente imbuido del estilo musical romántico, es más avanzado que el de
sus predecesores en cuestiones armónicas, melódicas, etc. Chopin escribió sus
cuatro Scherzi entre 1835 y 1843. La
forma de los Scherzi nº 1, op. 20 en
si menor, nº 2 op. 31, en si b menor y nº 4 op. 54, en mi mayor, es exacta al
modelo antes explicado, es decir, existe una sección A, en la que se presenta
un material que es el que dota de personalidad al Scherzo. Melódicamente responde a la perspectiva bromista que se
espera, no sólo por el carácter virtuoso, si no por el contrastante y algo
alocado concepto de la continuidad temática, muy cambiante, con recursos
escalísticos, acordales y arpegiados como posibilidades que enriquecen el
material. Luego llega la sección B, el Trío. Los cortes entre secciones en
ocasiones se muestran tajantes, contundentes, con un simple golpe de acorde
fortísimo que separa la sección de la que venimos -A- a la que vamos –B-, más
delicada, de naturaleza más relajada, en ritmo, textura y melodía. Tras la
sección B, vuelve A, pero modificada ligera o menos ligeramente, con la
intención de concluir.
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