Concierto Voces para la Paz 2005.
Teatro Monumental.Madrid 5 de Mayo de 2005.
Director: Jesús López Cobos.
Teatro Monumental.Madrid 5 de Mayo de 2005.
Director: Jesús López Cobos.
“Un humo que atraviesa paisajes
en continua transformación, integrando sucesos muy complejos y sucesos muy
simples”. La metáfora del paisaje se asienta en la obra de Luciano Berio en
1968 cuando da forma a su Sinfonía para, desde ahí, definir el transcurso de
buena parte de su catálogo musical, de ese vasto, multidisciplinar,
heterogéneo, singular y sintetizador compendio de obras que alcanzan a
convertirse en uno de los más preclaros testamentos musicales avanzada la
segunda mitad del siglo XX. El humo al que Berio hace referencia, cuando habla
de su Sinfonía, es el tercer movimiento de la Sinfonía núm. 2 de Gustav Mahler que
se inserta en el tercer movimiento de su obra compartiendo espacio con un
entramado de citas musicales que asoman con más o menos claridad y que acaban
por definir el paisaje. “Usar, absorber y transformar”. La Sinfonía es un hito
por lo que representa de moderna interpretación del viejo hábito de escribir
músicas sobre músicas que en las últimas décadas se ha asegurado un papel
notable en la plural y variopinta definición del postmodernismo musical. En él,
la Sinfonía de Berio actúa como punto de referencia alrededor del cual giran
otras obras satélite que interpretan de manera más o menos personal el problema
de la “reelaboración” musical.
Véanse dos ejemplos extremos. De
un lado aquellas composiciones en las que se aspira a dar nuevo aspecto
instrumental a materiales musicales previos, ya sea de procedencia directamente
popular como las Folk Songs o el Ritorno degli snovidenia, para violonchelo y
orquesta de cámara, sobre fragmentos de canciones revolucionarias rusas; ya de
origen culto como es el trabajo de Manuel de Falla sobre Siete canciones
populares españolas. Del otro, alguna partitura en la que la materia musical es
reconstruida con voluntad de prolongar su naturaleza, sin ánimo de plagio,
asumiendo el objeto y rellenando sus “ruinas” con materiales característicos
del presente. Es el caso de Rendering, nuevo final para la Décima Sinfonía, D
936a de Schubert, y Turandot de Puccini, que se concluye desde el punto en la
dejó su autor.
A ese universo planetario de
obras sustentadas en otras músicas pertenecen también las Cuatro versiones
originales de la “Ritirata notturna di Madrid” habitualmente consideradas como
arreglo u orquestación. Berio vino a aclarar alguna peculiaridad que ya el
propio título define: “En 1975 recibí la solicitud para componer una breve obra
orquestal para abrir un concierto de la Orquesta del Teatro alla Scala de Milán
[como tal se estrenó el 17 de junio de 1975, en Milán, bajo la dirección de
Piero Bellugi]. Decidí superponer las cuatro versiones de la Ritirata y
transcribirlas para orquesta con ligeras adaptaciones, resaltando la riqueza de
algunas armonías hacía el final de la obra”. “Sovrapposte e rascritte per
orchestra”: esa es la singularidad de la obra, la superposición en un mismo
nivel de consideración del original y de tres transcripciones contemporáneas de
la propia obra. Es decir, Berio congela en su “Ritirata” cuatro formas de
escucha que fueron trabajadas por el propio Boccherini y a través de las cuales
los coetáneos del compositor tuvieron conocimiento de la partitura. Cada una de
ellas pensada para un contexto tímbrico distinto, lo que Berio soluciona
haciendo tabla rasa e incorporándolas a un medio nuevo y distinto a todas ellas
como es la orquesta sinfónica.
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