jueves, 24 de octubre de 2013

Luciano Berio: Cuatro versiones originales de la “Ritirata notturna di Madrid”, de L. Boccherini


Concierto Voces para la Paz 2005.
Teatro Monumental.Madrid 5 de Mayo de 2005.
Director: Jesús López Cobos.

“Un humo que atraviesa paisajes en continua transformación, integrando sucesos muy complejos y sucesos muy simples”. La metáfora del paisaje se asienta en la obra de Luciano Berio en 1968 cuando da forma a su Sinfonía para, desde ahí, definir el transcurso de buena parte de su catálogo musical, de ese vasto, multidisciplinar, heterogéneo, singular y sintetizador compendio de obras que alcanzan a convertirse en uno de los más preclaros testamentos musicales avanzada la segunda mitad del siglo XX. El humo al que Berio hace referencia, cuando habla de su Sinfonía, es el tercer movimiento de la Sinfonía núm. 2 de Gustav Mahler que se inserta en el tercer movimiento de su obra compartiendo espacio con un entramado de citas musicales que asoman con más o menos claridad y que acaban por definir el paisaje. “Usar, absorber y transformar”. La Sinfonía es un hito por lo que representa de moderna interpretación del viejo hábito de escribir músicas sobre músicas que en las últimas décadas se ha asegurado un papel notable en la plural y variopinta definición del postmodernismo musical. En él, la Sinfonía de Berio actúa como punto de referencia alrededor del cual giran otras obras satélite que interpretan de manera más o menos personal el problema de la “reelaboración” musical.
Véanse dos ejemplos extremos. De un lado aquellas composiciones en las que se aspira a dar nuevo aspecto instrumental a materiales musicales previos, ya sea de procedencia directamente popular como las Folk Songs o el Ritorno degli snovidenia, para violonchelo y orquesta de cámara, sobre fragmentos de canciones revolucionarias rusas; ya de origen culto como es el trabajo de Manuel de Falla sobre Siete canciones populares españolas. Del otro, alguna partitura en la que la materia musical es reconstruida con voluntad de prolongar su naturaleza, sin ánimo de plagio, asumiendo el objeto y rellenando sus “ruinas” con materiales característicos del presente. Es el caso de Rendering, nuevo final para la Décima Sinfonía, D 936a de Schubert, y Turandot de Puccini, que se concluye desde el punto en la dejó su autor.
A ese universo planetario de obras sustentadas en otras músicas pertenecen también las Cuatro versiones originales de la “Ritirata notturna di Madrid” habitualmente consideradas como arreglo u orquestación. Berio vino a aclarar alguna peculiaridad que ya el propio título define: “En 1975 recibí la solicitud para componer una breve obra orquestal para abrir un concierto de la Orquesta del Teatro alla Scala de Milán [como tal se estrenó el 17 de junio de 1975, en Milán, bajo la dirección de Piero Bellugi]. Decidí superponer las cuatro versiones de la Ritirata y transcribirlas para orquesta con ligeras adaptaciones, resaltando la riqueza de algunas armonías hacía el final de la obra”. “Sovrapposte e rascritte per orchestra”: esa es la singularidad de la obra, la superposición en un mismo nivel de consideración del original y de tres transcripciones contemporáneas de la propia obra. Es decir, Berio congela en su “Ritirata” cuatro formas de escucha que fueron trabajadas por el propio Boccherini y a través de las cuales los coetáneos del compositor tuvieron conocimiento de la partitura. Cada una de ellas pensada para un contexto tímbrico distinto, lo que Berio soluciona haciendo tabla rasa e incorporándolas a un medio nuevo y distinto a todas ellas como es la orquesta sinfónica.

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