Furio Zanasi, barítono
En el Carnaval de Mantua de 1607 uno de los más altos
pilares de la música de todos los tiempos, Claudio Monteverdi (Cremona 1567 -
Venecia 1643) dio al público su obra La
Favola d'Orfeo. El estreno tuvo lugar el día 24 de febrero en el palacio ducal de
los Gonzaga.
El libreto es obra de Alessandro Striggio (el Joven) (1535 -
1590) y se basa en la obra de Rinuccini L'Euridice
que ya había servido de base a las óperas de Peri y Caccini. Striggio amplió el
pequeño poema de Rinuccini hasta convertirlo en un libreto de cinco actos, con
un sentido teatral más dramático y emocionante.
Monteverdi introdujo muchos aires para solos, dúos,
madrigales, danzas... que contrastan con el necesario recitativo. Así mismo
empleó una rica orquesta de unos 40 instrumentos entre ellos flautas, cornetas,
trompetas, trombones, una familia completa de cuerdas, etc. La partitura
contiene además casi 30 breves números musicales como una toccata y numerosos ritornellos,
danzas...
En el Orfeo ya se
encuentran los elementos que pertenecerán a la ópera de los siglos futuros: la
separación entre recitativo y arioso, la forma estrófica y los ritornellos, la inserción de danzas, la
intervención del coro, la introducción simple y puramente orquestal. En
definitiva, se puede considerar al Orfeo como la primera gran ópera de la
historia de la lírica y punto de arranque fundamental en el desarrollo
posterior del género, todo ello gracias al genio musical monteverdiano.
En Monteverdi aún no se puede hablar de arias en sentido
estricto. Además de las partes declamadas o recitativos, hay intervenciones a
solo de los cantantes que están a medio camino entre el aria y el recitativo,
con un poco más de melodía que este último, en las que también se va narrando
la acción en curso. Estos números se denominan ariosos.
ACTO II Arioso: Tu se' morta, mia vita
ORFEO
Tu se' morta, mia vita,
ed io respiro?
tu sei, tu se' pur ita per mai
più non tornare, ed io rimango?
No, che se i versi
alcuna cosa ponno,
n' andrò sicuro
a' più profondi abissi
e, intenerito il cor
del Re de l' ombre,
meco trarròtti
a riveder le stelle.
O se ciò negherammi
empio destino,
rimarrò teco
in compagnia di morte,
A Dio terra,
à Dio cielo, e Sole, à Dio.
|
ORFEO
Tu estás muerta, mi vida,
¿y yo respiro?
¿Me has dejado
para no volver jamás,
y yo sigo aquí?
No, si mis versos tienen
algún poder,
no temeré descender
a los más profundos abismos
y, tras ablandar el corazón
del rey de las sombras,
yo te llevaré
a que vuelvas a ver las estrellas.
Y si un destino cruel me lo niega,
me quedaré contigo
en compañía de la muerte.
Adiós, tierra,
adiós, cielo y sol, adiós.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.