Andrea
Chénier: Plácido Domingo, tenor
Maddalena di Coigny: Gabriela Benackova, soprano
Gérard: Piero Cappuccilli, barítono
Maddalena di Coigny: Gabriela Benackova, soprano
Gérard: Piero Cappuccilli, barítono
La
Madelon: Fedora Barbieri, mezzosoprano
Nello Santi, director
Nello Santi, director
Otto
Schenk, director escénico
Ópera del Estado (Viena, 1981)
Ópera del Estado (Viena, 1981)
Andrea Chénier es un drama de
ambiente histórico en cuatro actos, con libreto de Luigi Illica y música de
Umberto Giordano. Fue estrenado en el Teatro alla Scala de Milán, el 28 de
marzo de 1896.
Es la más popular obra de Umberto Giordano y una de las habituales en el repertorio de muchos teatros, y considerado como uno de los grandes autores de la escuela verista. La ópera tiene una gran cantidad de páginas memorables con gran número de arias y dúos famosos. Y con la intención de dar realismo a la obra hay una gran cantidad de personajes secundarios, muy típico de las obras veristas.
Es la más popular obra de Umberto Giordano y una de las habituales en el repertorio de muchos teatros, y considerado como uno de los grandes autores de la escuela verista. La ópera tiene una gran cantidad de páginas memorables con gran número de arias y dúos famosos. Y con la intención de dar realismo a la obra hay una gran cantidad de personajes secundarios, muy típico de las obras veristas.
Acto I
Estamos en los prolegómenos de la Revolución
Francesa. Gérard, sirviente de la Condesa de Coigny, colabora con otros
miembros a la hora de arreglar la sala donde, en unas horas, habrá una fiesta
de la nobleza. El joven se muestra tajante con respecto a los invitados.
Observamos su cariz revolucionario en ese primera aria "Son
sessant'anni,o vecchio" en el que empezaremos a notar una estructura
del aria "in crescendo" que usará Giordano en toda la ópera; así,
llegamos a ese grito exaltado en el que manifiesta su odio a la nobleza "T'odio,
casa dorata, immagin sei d'un mondo incipriato e vano"-Te odio casa
dorada, imagen eres de un mundo empolvado y vano- que es todo un alegato desde
el principio hasta ese E l'ora della morte!!!. Tras un breve diálogo,
observamos a Bersi, otra sirviente, junto a Maddalena, hija de la condesa en el
que vemos un poco el carácter caprichoso y delicado de ella.
Ha llegado el momento de recibir a los invitados,
entre los cuales se encuentra el poeta Andrea Chénier. La fiesta ha empezado
con las típicas conversaciones acerca de la situación insostenible del país
hasta que un grupo de pastorcillos irrumpe con su toque gentil. Cuando acaba la
representación pastoral, la condesa le pide a Chénier, que se ha mostrado
taciturno durante la fiesta, que recite algo (la vostra musa tace?-
¿vuestra musa está callada?). Maddalena, que ha observado la conservación,
mediante una invocación intenta que recite una "égloga o poesía para monja
o esposa" a lo que él rechaza el ruego insistiendo que no, que "la
fantasía no atiende a ruegos". Maddalena y sus amigas, riéndose, hablan
con la condesa poniendo en duda el "arte" de Chénier...frente a él
mismo, que se muestra dolido ante semejante burla. Aquí surge el segundo gran
momento de la ópera, logrando gran fama popular: "Un dì all'azzurro
spazio" donde el tenor expone sus sentimientos y que culmina con ese
maravilloso "Amor, divino dono, non lo schernir del mondo anima e vita
è amor!" que es admirable. La fiesta continúa una vez que Maddalena y
Chénier han salido de la escena pero, no así con Gérard, que irrumpe con un
grupo de hambrientos y desarrapados. La condesa echa a Gérard de la casa junto
al resto de pobres que han estropeado la fiesta.
Acto II
Han pasado cinco años desde que acabó la historia
del primer acto y la revolución francesa ha mutado en un período terrible que
se manifiesta en una conversación entre l'Incredibile y Bersi; cuando ésta
última le pregunta si Robespierre instruye espías ("Ê ver che
Robespierre allieve spie?") ,el otro le responde cínicamente que no se
llaman espías sino "observadores del espíritu público ( "osservatori
dello spírito púbblico"); la respuesta de Bersi es convincente a
pregunta de l'Incredibile sobre si teme algo: el aria "Temer?
Perchè? Perchè temer dovrò?" es una demostración de confianza ciega a
la Revolución, cargada de ímpetu. En otra mesa del local está Roucher, amigo de
Chénier, dispuesto a ayudarle para salir de Francia ya que las cosas se han
puesto mal para al poeta al quejarse de los abusos de la Revolución y,
por ello, está amenazado. La conversación nos hace fácil el reencuentro con ese
Chénier del primer acto, especialmente en "Credi al destino?... Io
credo!..." para luego llegar a un punto más melódico y brillante a
continuación con el "Io non ho amato ancor" donde revela,
además de las ansias de ser amado, que recibe unas cartas extrañas escritas por
una mujer y su interés por saber quién es. Su amigo lee una carta y le confirma
que es una carta de una mujer maravillosa en "Questo gentil biglietto"
pero le sigue instando a aceptar el pasaporte, recordándole que es una mujer de
la nobleza. Chénier se desespera y decide partir olvidando ese "bel
sogno”. Mientras tanto, cerca de ahí, se aglomera la gente con Gérard al
frente. La escena es sobresaliente ("Viva Robespierre,evviva!) y
con un desarrollo separado hasta unirse al final. Por una parte, Gérard insta a
l'Incredibile para que busque a una mujer describiéndola de forma excepcional
al par de la música; por la otra, Roucher y Chénier siguen observando de forma
apartada, esperando conocer a la desconocida...que es la misma que, por cierto,
busca Gérard. Es uno de los grandes momentos de este segundo acto. Bersi,
espiada por l'Incredibile, le pide a Chénier que espere a una mujer amenazada,
a lo que Roucher le comenta que puede ser una trampa; el poeta decide
esperarla, deseando que sea aquella que le escribía esas extrañas cartas.
Se ha dispersado el grupo y la escena queda sola
hasta la llegada de Maddalena. El poeta ignora quién es la desconocida pero se
dirige hacia ella. Ella le revela quién es con esa melodía conocida para él en
el primer acto. En efecto, la joven que, cinco años antes, se burlaba de él en
una fiesta, le pedía ayuda. Estamos en el primero de los dos dúos que
sostendrán ambos personajes. En este primero, el aria de ella "Eravate
possente" siguiendo el estilo establecido por Giordano, alcanza su momento
cumbre en ese final "Son sola e minacciata! Son sola al mondo! Ed ho
paura!" en el que revela su sufrimiento y cómo pensaba en el buen
hombre que la defendería, aún después de haberle ofendido en su momento.
Después de este aria, Chénier sigue la conversación de forma acogedora; aunque
es corta, es extremadamente sensible con ese "apocalíptico" "fino
alla morte,insieme!" que recuerda amargamente a ese dúo final de la
ópera. La llegada de Gérard interrumpe esta escena con intención de arrebatar a
Maddalena. El poeta ruega a su amigo Roucher que la salve mientras que él se
queda luchando con Gérard, que desconoce quién es aquel que estaba combatiendo
con él hasta que cae herido; reconoce, al final, a Chénier y le pide que salve
a Maddalena, que huya porque ya está condenado por Fouquier-Tinville. La gente
exaltada, que ha visto a Gérard herido en el suelo, le pregunta quién le
ha herido, a lo que él afirma que no sabe mientras Mathieu acusa a los
Girondinos.
Acto III
La escena se desarrolla en el Tribunal
revolucionario donde Mathieu se dispone a motivar al pueblo para que aporten
dinero e hijos para el ejército ya que, como él dice, la patria está en peligro
por aquellos que están contra la revolución ("Dumoriez, traditore e
giacobino"). La llegada de un reestablecido Gérard exalta más al
pueblo a base de palabrería cargada de emotividad hacia la patria ("Lacrime
e sangue dà la Francia"), que consigue que el pueblo aporte sus
pertenencias y una mujer entregue a su nieto para que entre en el ejército.
Una vez se ha dispersado el tribunal, l'Incredibile
se acerca a Gérard y le comunica que Chénier está detenido y que lo utilizará
como cebo para que Maddalena llegue hasta él ("Donnina innamorata"..."mujercita
enamorada").Cuando el espía le pide que se acuse al poeta para ser juzgado
ante Fouquier -Tinville, Gérard duda pero, al final, empieza a cavilar. En este
punto, se llega a uno de los fragmentos más importantes y reconocidos de esta
ópera como es el aria "Nemico de la patria?" donde siente que
su celo revolucionario se nutre de celos y apasionamiento cuando antes lo era
por sus ideales . Firma el acta de acusación y el espía se aleja. En ese
momento llega Maddalena y se inicia un dúo en el que Gérard recuerda, como en
el pasado, estaba enamorado de ella desde que era pequeña (él era sirviente en
la casa de su madre) en un emotivo "Io t'ho voluto allor che tu piccina"
que va degenerando hasta llegar a una situación en la que ella ofrece su cuerpo
para salvar a Chénier de una muerte segura; la exclamación de él se queda
reducida a la nada ante el relato de Maddalena "La mamma morta"
donde se observa una primera parte narrativa con un tono abatido -la muerte de
su madre, el incendio de su casa y su soledad junto a Bersi- y una segunda
conmovedora que alcanza brillantes momentos, destacando ese final- "Ah,io
son l'amore, io son l'amore,l'amore!"- uno de los grandes arias para
soprano. Sus palabras finales cambian el tono amenazador de Gérard, que siente
que ha cometido una gran injusticia y que está dispuesto a tratar de salvarlo
ya que es difícil librarlo de las garras del tribunal
Se abre la sala de tribunal para realizar el juicio
a los acusados y se observa una aglomeración de gente que acude a verlos. Con
el silenzio! de Mathieu empieza el juicio mediante el llamamiento de los
acusados, uno a uno; cuando llega a Chénier, Fouquier- Tinville expresa los
cargos contra el poeta que expresó Gérard al principio de su "nemico de
la patria?" a lo que Chénier, indignado, interrumpe al juez y se
defiende valientemente ("Sí,fui soldato" ) llegando a momentos
de exaltación. Cuando el juez pide testimonios, aparece Gérard confesando la
falsa acusación pero aquel sigue aceptando la acusación como válida, provocando
la rabia contra el magistrado por parte del antiguo sirviente ("Qui la
giustizia ha nome Tirannia") mientras que el pueblo asistente al juez
observa atónito la situación. La escena es inquietante con un Gérard, fuera de
sí, reclamando justicia a favor de Chénier pero poniéndose en contra al juez y
al pueblo ("Odila, o popolo, là è la patria"). Sin embargo, la
sentencia fue la esperada: muerte al poeta y desesperación de Maddalena, que
asistía al juicio oculta ("Andrea,Andrea,rivederlo!")
Acto IV
En el calabozo están Chénier y Roucher, su amigo
que está de visita. El poeta ha terminado de escribir unas líneas y las lee. Es
un aria que no goza de la popularidad de su primera gran aparición pero también
es de gran belleza con momentos como el final "Sia! Strofe,ultima dea".
Se despiden ambos amigos porque la ejecución es próxima pero aún queda una
sorpresa: Gérard lleva a Maddalena ante el poeta sobornando, previamente, al
carcelero Schmidt para que ella ocupe el puesto de una condenada. Chénier queda
sorprendido ante la visita de ella mientras que Gérard elogia el modo de amar,
el modo de desear morir ante su amado poeta con un ahogado "O
Maddalena,tu fai della morte,la più invidiata sorte!"- O, Maddalena,
haces de la muerte la más envidiada suerte- . El reencuentro es sobrecogedor
con ese dúo dividido en dos partes; en la primera parte, el poeta desconoce el
sacrificio de ella y la habla como si fuera su último encuentro hasta que ella
le dice que está para morir con él; en la segunda parte, ellos están contentos
con su final puesto que lo compartirán juntos ("La nostra morte è
triomfo de l'amor!") en un tono que va conforme al estado de ánimo de
los dos y que se resume en ese final "Viva la
morte...insiem!", expresado por ambos, cuando el carcelero nombra a
los condenados. Baja el telón mientras ellos salen del calabozo, camino de la
guillotina.
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