jueves, 28 de mayo de 2015

G. Puccini: Tosca, Acto (II) con María Callas

Maria Callas, soprano (Floria Tosca)
Tito Gobbi, barítono (barón Scarpia)
Franco Cioni, tenor (Mario Cavaradossi)

Carlo Felice Cillario, director
Franco Zeffirelli, director escénico
ROH Covent Garden de Londres (1964)

El acto segundo de "Tosca" se desarrolla en el Palacio Farnesio, por la tarde-noche del mismo día. Scarpia maquina una doble trampa: tras torturar a Mario, pone precio a su cabeza, que no es otro que los favores de Tosca. Tras un intenso dúo, ella accede, con la condición de Mario sea liberado. El engaño consiste en hacer creer a Tosca que Mario será sometido a un falso fusilamiento para, así, poder después escapar con ella. Tosca se cree el engaño de Scarpia, y, cuando el ominoso trato está ya cerrado, lo apuñala con el cuchillo que el barón estaba utilizando en su cena.

María Callas nació el 2 de diciembre de 1923 en Nueva York, hija de emigrantes griegos. Sus padres vieron en el enorme talento musical de su hija, entonces feúcha, miope y más bien gordita, la puerta de escape a la miseria familiar. Debido a las dificultades económicas de su familia, se volvió a Grecia con su madre en 1937.

Se matriculó en el Conservatorio de Atenas estudiando con Elvira de Hidalgo, una renombrada soprano, además de excelente profesora. María Callas hizo su debut en 1941 con “Tosca”, de Giacomo Puccini en la Ópera de Atenas. Estuvo cantando allí durante varios años antes de realizar su debut italiano con “La Gioconda” de Ponchielli en Verona (1947). Esta producción estuvo dirigida por Tullio Serafin, quien se convirtió en su mentor musical. De adolescente rozó los 100 kg y se transformó en una nueva mujer, de 69 kg y ciento setenta centímetros de altura cuando su voz y su genio alcanzaban su cima. Los inicios de su carrera estuvieron ligados a los papeles dramáticos como Isolda, Brünnhilde y Aida.
En 1949 se casó con el industrial italiano Giovanni Battista Meneghini, 30 años mayor que ella, que se iba a transformar no sólo en su esposo sino también en su manager, protector, asesor financiero y dietólogo. Estuvieron diez años casados. En 1959, María Callas conoció al naviero griego Aristóteles Onassis, por el que abandonaría a Meneghini.

Desde 1949, animada por Tullio Serafín se decantó por la coloratura los papeles belcantistas; entre ellos Norma, Lucia di Lammermoor y varios personajes de óperas italianas entonces olvidadas. Reconocida especialmente por el personalísimo color de su voz, su presencia dramática y su musicalidad, Callas cantó sobre todo en La Scala de Milán, en las óperas de Roma y París, el Covent Garden de Londres y la Metropolitan Opera de Nueva York.
En 1965, realizó su última representación operística con “Tosca” en el Covent Garden de Londres. En ese momento tenía 41 años. Tres años más tarde, Aristóteles Onassis dejó a Maria Callas por Jacqueline Kennedy. Durante la última década de su vida, vivió prácticamente recluida en París. En esa época realizó pequeñas apariciones con Giuseppe di Stefano e impartió una serie de clases magistrales en la Juilliard School de Nueva York (1971 y 1972).

Se cuenta que Callas era miope, pero no toleraba las lentillas. Tampoco quería salir a escena con gafas, así que actuó sin ver muy bien lo que le rodeaba. Una noche de invierno, en la Scala de Milán, cantó ante un público integrado mayoritariamente por partidarios acérrimos de la otra gran soprano del momento, Renata Tebaldi. Al término de la representación, estos bombardearon el escenario con toda suerte de frutas y hortalizas. La Callas no se dio cuenta de nada... hasta que se agachó para recoger un manojo de puerros. Sonriente, digna, sin perder su sangre fría, la diva se irguió con su ramo hortofrutícola entre los brazos, pidió silencio a la sala, y preguntó: "¿Dónde consiguen unas verduras tan frescas en invierno?".

En su libro “María Callas, la tigresa y el cordero”, David Bret sostiene que la diva tenía la obsesión de seducir y "rescatar" homosexuales. Así intentó en vano enamorar a Leonard Bernstein, Luchino Visconti, Franco Zeffirelli y Pier Paolo Pasolini, convencida, según Bret, de que ningún homosexual podría resistir sus encantos.
María Callas falleció el 16 de septiembre de 1977 de un ataque al corazón en su piso parisino. En 1979, sus cenizas fueron esparcidas en el mar Egeo.



 

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