Orquesta Dell'accademia Nazionale di Santa Cecilia
Leonard Bernstein, director
El arte de
Debussy es un parte para los sentidos (sin que esto signifique en absoluto que
sea superficial), en el que belleza y placer son valores en sí mismos y
objetivos fundamentales. Especialmente en su producción pianística se vale de
la sugestión, mediante la cual elude timbres y produce sensaciones a base de un
hábil dominio del teclado. Sus obras sinfónicas denotan un cuidado exquisito en
la instrumentación y una forma particular de contemplar el paisaje. Así, Preludio a la siesta de un fauno, La Mer, las Imágenes para orquesta y los tres Nocturnos no son en modo alguno música descriptiva, sino producto
de un interiorización de la naturaleza.
Preludio a la siesta
de un fauno (Prélude à l’après-midi d’un faune) es la primera parte de un
proyecto de sinfonía de Debussy que se quedó sólo en la primera parte, el
preludio. Se inspiró en un poema de Stéphane Mallarmé, uno de los iniciadores
del simbolismo, y representa escenas de los sueños y deseos del fauno en el
calor de la tarde que, tras perseguir a las ninfas, sucumbe rendido en la
siesta para poseer en sueños a la naturaleza.
Debussy prefería considerarse simbolista en lugar de impresionista
pero la historia de la música lo ha catalogado como el precursor del
impresionismo musical que, tal como sucedió en la pintura, fue una respuesta a
los recursos clásicos de la música
tonal. Introdujo nuevas escalas modales y cambios al tratar el ritmo que al
darle un carácter impreciso crea ambientes que refleja esa impresión de la
misma forma que la pintura. Para Debussy, la música proporciona aún mejor esas
impresiones porque supera el nivel estático de la pintura.
Pierre Boulez llegó a decir que esta obra era un punto de
inflexión, calificándolo como el despertar de la música moderna, señalando que
“la flauta del fauno trajo aire nuevo al arte de la música”.
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