Director escénico: Harry Kupfer
Director: Daniel Barenboim
Siegmund: Poul Elming
Sieglinde: Nadine Secunde
Brünnhilde: Anne Evans
Wotan: John Tomlinson
Hunding Matthias Hölle
Fricka: Linda Finnie
Gerhilde: Eva Johansson
Ortlinde: Ruth Floeren
Waltraute: Shirley Close
Schwertleite: Hitomi Katagiri
Helmwige: Eva-Marie Bundschuh
Siegrune: Linda Finnie
Grimgerde: Birgitta Svendén
Rossweisse: Hebe Dijkstra
Orquesta del Festival de Bayreuth
Decorados: Hans Schavernoch
Vestuario: Reinhard Heinrich
La Walkyria es una
ópera en tres actos estrenada, independientemente del ciclo, en el Teatro de la
Corte de Múnich en 1870 es, sin duda, la pieza más popular de la tetralogía,
“una obra subidamente romántica con amores incendiarios, trágicas muertes y un
final de una intensidad lírico-dramática hasta entonces insospechada”, al decir
de Ángel-Fernando Mayo. Considerada una “puerta de entrada” al Wagner más
grande, está centrada en una profunda reflexión sobre el amor –entre Sigmundo y
Siglinda, hermanos y símbolos de la más perfecta unión entre seres humanos; o
entre el dios Wotan y su hija predilecta, Brunilda, con la que entrará en un
fuerte conflicto símbolo de su inestabilidad interior- y las tensiones entre
los caracteres divino y humano.
ARGUMENTO
Acto I
Interior de la morada
de Hunding. Zona montañosa y agreste. Cima de un peñasco.
Durante una violenta
tempestad, un desconocido, agotado y perseguido, encuentra refugio en la cabaña
de Hunding, donde su esposa, Siglinda, le alivia sus heridas. El desconocido y Siglinda
lo ignoran, pero ambos son hermanos, hijos del dios Wotan y una mujer humana,
pero Siglinda fue raptada por el cazador Hunding y obligada a casarse con él.
Fue precisamente durante esa boda, que un viajero misterioso –Wotan,
disfrazado- clavó una espada en el fresno de la cabaña destinada,
exclusivamente, a su hijo
Al regresar a casa Hunding y preguntarle éste al desconocido
por su procedencia, rápidamente se hace visible que ambos hombres son enemigos
mortales, pues Hunding reconoce en él al hombre que ha estado persiguiendo en
el bosque. Hunding accede a dar cobijo al desconocido por una noche, pero a la
mañana siguiente lo retará a un duelo a vida o muerte. El desconocido, que en
realidad es Sigmundo, se queda a solas con Siglinda, quien ha dormido
profundamente a Hunding con una pócima. En el encuentro, ambos se reconocen
gemelos y, arrastrados por un amor incipiente y después de que Sigmundo, sin
dificultad, arranque la espada del fresno, deciden huir arrastrados por un
éxtasis amoroso.
Acto II
Wotan observa feliz la unión de sus hijos desde una atalaya
divina Fricka, diosa del hogar y el matrimonio, se queja a Wotan, su esposo,
por proteger la relación incestuosa de sus hijos, pero Wotan replica que la
unión con Hunding fue forzada, mientras que esta es un fruto sincero y
espontáneo. La respuesta enfurece a Fricka, que acusa al dios de la ley de
apoyar a un transgresor de las normas matrimoniales y exige a Wotan que retire
su protección a Sigmundo. Wotan, atribulado, pierde la batalla dialéctica con
su esposa. Wotan, abatido, confiesa a su hija predilecta, Brunilda, la historia
del anillo y la situación de alarma en la que se halla el Walhallasi el
nibelungo Alberich logra recuperarlo. Wotan confiesa que había creado un
linaje, el de los Welsung, para recuperarlo, pero que la interferencia de
Fricka desmonta sus planes destinados a que un héroe espontáneo recuperara el
anillo. Brunilda, afectada, le expresa a Wotan su disconformidad con su
renuncia, pero éste se enfurece y le ordena que deje morir a Sigmundo. Brunilda
acata la orden y, en un encuentro con Sigmundo, le anuncia solemnemente su
muerte, aunque será trasladado al Walhalla adonde, sin embargo, Siglinda no
podrá acompañarle. Entonces Sigmundo renuncia al Walhalla y se niega a confiarle
a Siglinda a Brunilda, quien a su vez decide desobedecer a Wotan, haciendo
vivir a la pareja y anunciándole a Sigmundo que ella, que cae en un profundo
sueño, está embarazada de él. Sigmundo, protegido por el escudo de Brunilda, se
enfrenta a Hunding, pero Wotan interpone su lanza, la espada se rompe en dos y Sigmundo
es herido mortalmente. Brunilda toma a Siglinda, la monta en su caballo y
recoge los restos de la espada. El desprecio de Wotan, sumido en mayor dolor
por la muerte del héroe, fulmina a Hunding. Wotan, enfurecido, sale en
persecución de su hija, la walkyria Brunilda.
Acto III
Las walkyrias, montando sus corceles, llegan en cabalgata
hasta la cima de una montaña, donde esperan a Brunilda, quien les pide que la
protejan de la ira de Wotan, que la persigue por los aires. Siglinda, a su vez,
le pregunta por qué no la dejó morir junto a su amado, a lo que Brunilda
responde que está embarazada del que será el más excelso de los héroes:
Sigfrido. Las walkyrias se niegan a ayudar a su hermana y Brunilda indica a Siglinda
que huya al bosque donde, en una cueva, Fafner custodia el tesoro del Nibelungo
junto al anillo. Siglinda huye y llega Wotan, que le anuncia a Brunilda su
castigo: con un beso, la desposeerá de su carácter divino dejándola a merced de
los mortales. Brunilda implora y conmueve el corazón de Wotan, que finalmente
condena a Brunilda a permanecer dormida protegida por un círculo de fuego que
sólo será capaz de atravesar el más valiente de los héroes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.