sábado, 11 de mayo de 2013

Claudio Monteverdi: Possente spirto e formidabil nume, de "L'Orfeo"

John Mark Ainsley, tenor
Freiburger Barockorchester
Monteverdi Continuo Ensemble
Nueva producción del THEATER AN DER WIEN
Premiere: 14 de diciembre de 2011


ORFEO
Possente Spirto e formidabil nume,
senza cui far passaggio
à l' altra riva alma da corpo
sciolta in van presume.
 
Ritornello
 
A lei volt' ho 'l camin
per l' aër cieco,
a l' Inferno non già,
ch' ovunque stassi
tanta bellezza
il paradiso hà seco.
 
Ritornello
 
Orfeo son io che d' Euridice
i passi segue per queste
tenebrose arene,
ove già mai
per uom mortal non vassi.
O de le luci mie luci serene
s'un vostro sguardo
può tornarmi in vita,
Ahi, chi nega il conforto
à le mie pene ?
Sol tu, nobile Dio
puoi darmi aita,
nè temer dei,
ché sopra un' aurea Cetra
Sol di corde
soavi armo le dita
contra cui rigida alma
invan s' impetra.
ORFEO
Poderoso espíritu y gran divinidad
sin que el alma despojada
de su cuerpo espere en vano
pasar a la otra orilla.
 
Ritornello
 
Hacia ella, a través
de las tinieblas,
yo he caminado,
y no hacia el infierno,
pues en todas partes donde hay
belleza se encuentra el paraíso.
 
Ritornello
 
Soy yo, Orfeo, quien sigue
los pasos de Eurídice a través
de estas llanuras tenebrosas
a las que jamás llagará
mortal alguno.
Ojos amados, luz serena,
si una sola de vuestras miradas
puede devolverme la vida,
¿quién negará el alivio
a mis penas?
Tú sólo, noble dios,
puedes socorrerme,
tú no tienes nada que temer,
pues con una lira de oro
no poseo otras armas
que suaves acentos
contra los que un alma severa,
en vano, se endurecerá.

El arioso es un número habitual en las primeras óperas barrocas. Está a medio camino entre el aria y el recitativo. Algo más melódico que este último, también va narrando la acción en curso.
El arioso Poseente spirto e formidabil Nume, del Acto III de la ópera L’Orfeo tiene forma estrófica con ritornellos, bastante especial, puesto que la instrumentación de éstos varía en función del texto y el sentimiento que encierra cada estrofa.
Así, el primer ritornello, que sigue al respetuoso saludo que hace Orfeo a Caronte, está a cargo de las cuerdas, que desarrollan las frases que inician los violines que han acompañado, a modo de lira, la primera sección vocal.
En la segunda estrofa, y, consecuentemente, en el segundo ritornello, son los corneti los que acompañan a Orfeo, y desarrollan las frases melódicas, expresando los lamentos de éste por la muerte de su amada.
Finalmente, acompañando la última estrofa, y haciéndose eco del lírico sentimiento de Orfeo, que declara que “el infierno ya no es tal, estando en el Euridice, pues alrededor de tal belleza solo puede haber paraíso”, aparecen dos arpas y el órgano, que desarrollan el más florido de los tres ritornellos.


 

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