miércoles, 15 de mayo de 2013

Richard Strauss: Salomé

 
Salomé: Catherine Malfitano, soprano
Herodes: Keneth Riegel, tenor
Jokanaán: Bryn Terfel, barítono bajo
Herodías: Arija Silja, soprano
Narraboth: Robert Gambill, tenor
Coro y Orquesta de la ROH Covent Garden de Londres
Christoph von Dohnányi, director
Luc Bondy, director escénico

Salomé es una ópera en un acto con música de Richard Strauss y libreto en alemán del propio compositor, basado en la traducción de Hedwig Lachmann del drama homónimo de Oscar Wilde.  Tras ser prohibida en Viena, se estrenó el 9 de diciembre de 1905 en el Königliches Opernhaus de Dresde, con Ernst von Schuch como director y la soprano Marie Wittich en el papel principal.
La acción transcurre en Galilea, en el palacio de emperador, en una noche de luna llena durante el reinado de Herodes Antipas, hacia el año 30 de la era cristiana.
Se celebra una fiesta en el palacio de Herodes. Asisten su mujer Herodías (antigua mujer del hermano del rey, Herodes Filipo, del que se había divorciado) y Salomé, hija de Herodías y, por tanto, sobrina de Herodes. El rey está prendado por los encantos de la joven. En el patio del palacio, Narraboth monta la guardia. Él está enamorado secretamente de Salomé. En la lejanía se escuchan las voces de un profeta que ha sido encarcelado por Herodes. Se trata de Jokanaán quien clama el incesto que ocurre en palacio. Dos soldados escuchan sus palabras y las comentan entre ellos.  El paje de Herodías le reprocha su amor hacia la princesa.
Salomé, que ha salido al patio aburrida del banquete, escucha las voces del prisionero. Desea verlo, pero Narraboth se lo impide. Salomé utiliza sus encantos para convencer al capitán, quien finalmente accede y le muestra al profeta. Cuando Salomé lo ve, queda prendada de él e intenta seducirlo, aunque es rechazada por Jokanaán que, además, la incluye en sus diatribas contra la familia real. Tras contemplar lo sucedido, Narraboth se suicida al darse cuenta de que ha traicionado a su rey y de que su platónica amada no le corresponde.
La pareja real sale al patio. Se vuelven a escuchar las diatribas del profeta. Herodías pide a Herodes su ejecución, cosa que provoca el debate teológico de cinco judíos que acompañan al séquito real.
Herodes se acerca al prisionero y le escucha hablar del “Salvador del Mundo”. Intrigado, le pregunta sobre el personaje en cuestión, circunstancia que es aprovechada por unos nazarenos para hablar de los milagros de Cristo.
Herodes sigue obsesionado con Salomé y le pide que baile para él. Su hijastra por fin se decide y baila ante él la danza de los siete velos hasta quedar desnuda. Herodes, extasiado por la contemplación, le dice que puede pedir lo que quiera y que le será concedido, aunque sea la mitad de su reino. Salomé pide la cabeza del profeta en una bandeja de plata. Herodes intenta zafarse de su promesa, pero no lo consigue y finalmente, accede. Herodías está contenta con la decisión. No obstante, cuando le es entregada a Salomé la cabeza del profeta, ella se lanza a besarlo en la boca, situación que repulsa a los asistentes a la fiesta, incluso hasta el mismo Herodes, que ordena que la princesa sea aplastada bajo los escudos de los soldados.

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