Alexander Markov, violín
Los 24 Caprichos para violín solo
de Niccolò Paganini fueron publicados en 1819. En su momento supusieron una
revolución en cuanto a la técnica interpretativa. Muchos virtuosos no se han
atrevido con ellos, aunque hoy en día incluso estudiantes avanzados se arriesgan
a ejecutarlos, no siempre con la perfección requerida.
El vigésimocuarto, escrito en la
tonalidad de la menor (un tema con once variaciones y un finale), es uno de los más famosos y técnicamente de los más
complejos. Consta de toda la artillería de efectos técnicos: intervalos
paralelos de octava, de décima (en su momento sólo Paganini con sus enormes
manos podía realizar estos amplísimos intervalos), rapidísimas escalas y
arpegios, pizzicati de la mano
izquierda, posiciones muy altas y veloces cambios de cuerda.
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