The Metropolitan Opera
Daniele Gatti, director
Giuseppe Verdi
(Bussetto, 1813 – Milán, 1901) recibió de Ismail Pachá ―el Jedive de Egipto― el
encargo de componer una ópera de ambiente egipcio, para que su estreno
coincidiera con los fastos de la inauguración del Canal de Suez. Sin embargo,
la apertura del Canal tuvo lugar el 17 de noviembre de 1869 y los decorados,
encargados a la ópera de París, no
estaban aún terminados debido a la Guerra
Franco-Prusiana. El estreno se retrasó y en lugar de Aida tuvo que
representarse Rigoletto, obra anterior del propio Verdi.
Aida fue estrenada finalmente sin la presencia de su autor en el Teatro de
la Ópera de El Cairo un año más tarde, el 24 de diciembre de 1871, dirigida por
Giovanni Bottesini. La representación fue grandiosa, como detalle baste citar
que la corona que ceñía Amneris era de oro macizo y las armas de Radamés, de
plata. Fueron sus protagonistas Antonietta Pozzoni (Aída), Pietro Mongini
(Radamés), Eleonora Grossi (Amneris), Francesco Steller (Amonastro), el foso
estaba dirigido por Giovanni Bottesini.
Dos meses más
tarde se estrenó, ahora con la presencia de su autor, en el Teatro alla Scala
de Milán, el 8 de febrero de 1872. El papel de Aída fue cantado por Teresa
Stolz (1834 – 1902) que tanta influencia tendría a lo largo de la vida de
Verdi. Constituyó un éxito clamoroso y el maestro tuvo que salir a saludar 32
veces. En esta versión de la Scala, que ha quedado como definitiva, Verdi le
añadió la famosa aria para soprano O patria mia que cantó por primera vez Teresa Stolz.
La historia
de Aida se basa en el drama homónimo
de Auguste Mariette Bey, insigne
egiptólogo. El libreto, en italiano, está dividido en cuatro actos. Sus autores
fueron Antonio Ghislanzoni y Camille du Locle, en estrecha colaboración
con el propio Verdi. En esta ópera se
muestra la voluntad, muy propia del siglo XIX, de hacer un gran espectáculo
próximo a la grand opéra francesa, con escenas llenas de pompa y
esplendor y un gran despliegue orquestal y coral, que evocara la magnificencia
del antiguo Egipto. Pero Aida es mucho más, es una ópera lírica e
intimista.
Características de la ópera decimonónica italiana
En la Italia del
siglo XIX la ópera se impuso como género predilecto, al extremo de eclipsar a
las demás formas musicales. La ópera romántica sirvió para expresar las ideas
de unidad, libertad y patriotismo por las que luchó Italia durante este siglo. Desde
sus inicios en el siglo XVII, la ópera, que constituyó uno de los espectáculos
de mayor agrado del pueblo italiano, se amoldó a cualquier época musical,
adoptando las correspondientes ideas estéticas. En el siglo XIX, la ópera italiana
siguió ocupando un lugar preeminente.
Las características
más importantes de la ópera italiana en este período son:
Lo vocal prima sobre cualquier otro
motivo, quedando en segundo plano los aspectos orquestales y armónicos.
- El virtuosismo del cantante se acentúa
menos que en otras épocas.
- En ciertos momentos de la representación
(arias y dúos) se busca la brillantez y el lucimiento de los solistas más
que la unidad escénica y conceptual de la obra.
- Existe cierta superficialidad junto con agradables melodías, que son cauce de expresión para el drama argumental.
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