Roberto Scandiuzzi, bajo
Orquesta y Coro del Gran Tetaro del Liceo
Bruno Campanella, director
Macbeth es una ópera de una belleza tenebrosa que
cautiva, entiéndase en el sentido más elogioso posible. A pesar de admirar
enormemente a Shakespeare, Verdi sólo pudo hacer tres adaptaciones operísticas
de sus obras; la primera fue este Macbeth (del que el compositor
escribió a su querido suegro: “He aquí este Macbeth, el cual amo más que a
todas mis otras óperas”); las otras dos serían Otello y Falstaff.
El Macbeth de Shakespeare está inspirado (de forma
libre) en las Crónicas de Inglaterra,
Escocia e Irlanda (1587), de Raphael Holinshed, en las que habla de un
personaje histórico, Macbeth, que fue rey de los escoceses entre 1040 y 1057.
El Macbeth verdiano está impregnado de energía, de
entusiasmo, de un cuidado exquisito en el ensamblaje de la música con el
diálogo y la escena, todo lo cual da como resultado un rico entramado que
transmite con fabulosa eficacia, oscuras pasiones del alma humana tales como la
ambición (entendida como aquella que, cruel y despiadada, pasa por encima de
todo y de todos), la codicia, la traición, el egoísmo... que, en esta historia,
tienen como instrumento el asesinato.
Giuseppe Verdi, quien desde muy joven fue un gran lector de
Shakespeare, quiso componer para Macbeth (1606) una música distinta a la
que había utilizado hasta entonces, con el fin de poder expresar con más
eficacia la excepcional fuerza dramática de esta tragedia. Para ello, aunque la
ópera sigue la escritura tradicional del bel
canto, Verdi evitó que el canto fuese la finalidad –y el texto la excusa–,
tratando la voz como el material adecuado para expresar el terrible sentido de
esta ópera: el horror de unas vidas marcadas por un crimen, aparentemente
impune, que nada ni nadie, no obstante, puede borrar. Un crimen execrable que
engendrará muchos otros, que inundará de sangre a los asesinos y a su país, y
que hará caer a los culpables en la demencia y en la muerte.
El libreto de Macbeth, de Francesco Maria Piave, tuvo
significativas aportaciones por parte de Verdi. La ópera se estrenó en
Florencia, en el Teatro della Pergola, el 14 de marzo de 1847; reformada
después por Verdi para el Théâtre Lyrique de París, se estrenó en este teatro
una segunda versión el 19 de abril de 1865; ésta es la que suele utilizarse hoy
día.
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